Distancia de seguridad
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¡¡¡Jesús ha
nacido!!! ¡¡¡Feliz Navidad!!!
Anoche, en la
misa de Gallo, encendimos la última vela de nuestra corona de Adviento, la
central. La semana pasada fui la encargada de encenderlas. Creo que ya te he
contado alguna vez el pavor que siento con el fuego… A ver, no, me parece
precioso y me encanta contemplarlo… pero, cuando se trata de encenderlo, no sé
cómo hago que siempre me quemo.
Para dar más
emoción a la situación, llevaba el pulgar lleno de esparadrapo por el corte del
otro día… Vamos, que yo ya me visualizaba convertida en antorcha olímpica…
Viendo mis
dificultades técnicas, las sacristanas me sacaron un mechero muy especial. Es
una especie de soplete en miniatura, ¡y enciende las velas que es una gozada!
Sobre todo porque la llama queda muy lejos de los dedos…
Eso es lo que
me ha dado seguridad: la distancia. Y esa seguridad… es la que Cristo quiso
perder por acercarse a ti.
Todos estos
días he estado dando vueltas a ese misterio: la infinita distancia que separaba
lo divino y lo humano, en Jesús ha quedado borrada. El Señor ha acogido toda
nuestra realidad, convirtiéndola en lugar de encuentro con Él. Ha querido
acercarse tanto, que se ha puesto en nuestras manos.
Y, ciertamente,
la cercanía es un problema. Sí, porque quien se acerca, quien se abre al otro,
¡queda expuesto, se vuelve vulnerable! ¡Puede quemarse!
Pero al Señor,
que lo sabía, no le importó. Porque también sabía que solo desde la cercanía y
la apertura es posible el amor. Por eso, te amó más que a su vida, y se
arriesgó a todo por estar cerca de ti.
Hoy el reto del
amor es saltar las distancias. Es posible que tú también sientas cierto “pavor
al fuego”: caminamos manteniendo distancias con quienes nos rodean, por miedo a
ser heridos… Pero hoy te invito a que, en tu oración, descubras que el Señor te
ama tal y como eres, ¡eres precioso a sus ojos! Y te invito a que aproveches la
comida de este día para hablar con tus seres queridos, con una persona de tu
familia. Interésate por ella, por lo que siente, lo que le ilusiona… deja que
te comparta su mundo, ¡y permítele ver el tuyo! Que en la cercanía de tu
corazón sienta que es importante para ti, sienta tu cariño. ¡¡Feliz Navidad!!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
25 Diciembre
2021
Fuente:
Dominicas de Lerma