Fernando Ocáriz es desde 2017 prelado del Opus Dei, cargo en el que sucedió a monseñor Javier Echevarría tras su muerte. Desde entonces ha recorrido el mundo visitando a los miles de miembros que esta realidad tiene por todo el mundo.
Mons. Fernando Ocáriz. Foto: Opus Dei |
De este modo, el prelado define así la Prelatura de la que ahora él es su
máxima autoridad: “El Opus Dei es una institución de la Iglesia que intenta
sembrar la paz y la alegría de Cristo en medio del mundo. Con nuestros errores
y aciertos, buscamos llevar a Cristo a los ambientes familiares, profesionales,
sociales, etc. La Obra quisiera ser para mucha gente como una ‘gran
catequesis’, en unión con la que realizan las parroquias y tantas
otras instituciones de la Iglesia”.
El enemigo del Opus Dei
Preguntado sobre quienes son en estos momentos los mayores enemigos del
Opus Dei, Fernando Ocáriz asegura que “el principal enemigo no es externo,
sino interno”. Y con ello se refiere –afirma él mismo- “al peligro
de la mundanización, porque los fieles del Opus Dei vivimos inmersos en las
realidades del mundo, un mundo en buena parte descristianizado, y no somos
inmunes a una posible pérdida de vigor espiritual”.
Por otro lado, agrega que “a quienes de un modo u otro se oponen
externamente al Opus Dei no los considero enemigos: seguramente en
muchos casos son personas poco informadas, que no comprenden el espíritu que
anima al Opus Dei, o personas que nos ayudan a ser mejores con sus
críticas, cuando tienen fundamento”.
Pese a que el Opus Dei es una realidad muy viva, el prelado asegura que le
gustaría “que muchas más personas se mostraran dispuestas a llevar
la Iglesia de Jesucristo a todos los ambientes” no sólo a través de la Obra
“sino también de tantas otras realidades evangelizadores que florecen en la
Iglesia”.
La respuesta a una pérdida de la fe en Occidente
En un mundo que vive una gran crisis de fe, monseñor Ocáriz cree que la
Prelatura puede responder con “el acompañamiento espiritual y la
formación de las almas, una a una, siendo buenos amigos y amigas, con gran
respeto a la libertad de todos. Si detrás de los fenómenos sociales sólo vemos
una masa indiferenciada de personas, quizá tengamos poca visión cristiana de
las cosas: cada persona es amada por Dios y merece todo el respeto y toda la
atención de la Iglesia, pues por cada una ha muerto Cristo”.
A su juicio, “un aspecto principal es ayudar a las personas a
apreciar el tesoro de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la
Penitencia”.
En la entrevista monseñor Ocáriz fue también preguntado por las críticas
al Papa en el seno de la Iglesia. El prelado señala que “la historia nos enseña
que en todos los pontificados ha habido momentos de fuertes críticas, por un
motivo o por otro. En cuanto a su pregunta por la legitimidad de las críticas,
le diría con nuestro fundador, San Josemaría, que pienso que, al Papa,
vicario de Cristo, hay que quererle siempre y no criticarle, sea quien
sea".
Fernando Ocáriz ha cumplido recientemente sus bodas de oro sacerdotales y
recuerda aquellos primeros momentos hace ahora medio siglo: “de
aquellos momentos recuerdo lo mucho que me impresionaba poder celebrar cada día
la Santa Misa. Después, no he dejado de pedir al Señor que nunca me
acostumbre a esa experiencia, aunque ya no sea algo nuevo, como entonces. Fue
San Josemaría quien acogió mi llamada al sacerdocio, y por eso con frecuencia
recurro a él para pedirle por mi ministerio sacerdotal y por la felicidad y
fecundidad de todos los sacerdotes del mundo”.
Fuente: ReL