Desde sus inicios, la Iglesia ha creído que las almas de los difuntos que aún no son los suficientemente puras para entrar en el Paraíso deben purificarse en el más allá
Dominio público |
Sí, temo este
fuego que se ha encendido para aquellos que se salvarán, es verdad,
pero que se salvarán solo pasando de antemano por el fuego.
San Agustín
En el
Purgatorio se encuentran las almas que están salvadas y destinadas al Paraíso,
pero que deben eliminar los últimos residuos del pecado, las llamadas «penas
temporales».
Todo rastro de
apego al mal debe ser eliminado, cada imperfección del alma corregida.
Juan Pablo II
El Catecismo
define así el Purgatorio:
El purgatorio
es el estado de los que mueren en amistad con Dios pero, aunque están
seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para
entrar en la eterna bienaventuranza.
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica
Muchos
argumentan que Jesús nunca habló del purgatorio.
Cierto, pero
las referencias al purgatorio se encuentran en varias partes de la Biblia:
los Evangelios, la primera carta de san Pablo a los Corintios, y sobre todo el
segundo libro de los Macabeos.
En él se habla
de oraciones y sacrificios ofrecidos por los muertos, «para que sean absueltos
del pecado» y puedan entrar en la gloria de Dios.
A partir de
esos pasajes la Iglesia elaboró la doctrina del Purgatorio.
La primera
formulación «oficial» se remonta al Concilio de Lyon (1274) y fue confirmada
por el Concilio de Florencia (1439) y el de Trento (1563).
¿Cómo se lleva
a cabo la purificación de las almas?
La tradición de
la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura habla de
un fuego purificador.
Catecismo
de la Iglesia católica
Algunos han
dicho que este fuego es Dios, cuyo Amor enciende las almas, las purifica y las
sana de los residuos del pecado y las vuelve perfectas en el amor. Un fuego muy
distinto al de las llamas del tormento del infierno.
A causa de este
fuego las almas del purgatorio por una parte sufren mucho más que en la tierra.
Por otra gozan de una alegría mucho más grande, porque su amor por Dios se
vuelve cada vez más puro.
Es importante
decir que las almas del purgatorio ya están salvadas y no pueden de ninguna
manera cambiar su destino: no pueden «pecar» ni «merecer», sino solo
purificarse para poder gozar de la visión de Dios «cara a cara».
¿Dónde está el
purgatorio?
El purgatorio
no está en un lugar específico y no es tampoco un lugar físico, según las
categorías espacio-temporales que en el más allá no existen.
Más que un
lugar, el purgatorio es un «estado» en el que el alma se encuentra
después de la muerte.
Lo mismo vale
para el tiempo: estamos fuera del tiempo, aunque todavía no en la eternidad.
El mismo
purgatorio dejará de existir en el momento del juicio final.
El tiempo de
permanencia en el purgatorio no es igual para todos sino el necesario para la
purificación del alma.
Atajos
Sin embargo,
hay «atajos«. Son las ayudas que vienen de quien permanece en la tierra, a
través de oraciones, indulgencias y sobre todo las misas de sufragio.
Desde el
principio, la Iglesia le reza a san Miguel por las almas del Purgatorio y lo
llama el «ángel del Purgatorio».
San Anselmo
dijo que el príncipe de las milicias celestiales es omnipotente en el
Purgatorio. Y cuando el alma es purificada… será precisamente él quien la acompañará
al Paraíso.
Marinella
Bandini
Fuente: Aleteia