«Si realmente las conociéramos la colocaríamos en el centro de nuestra vida»
ReL |
La Iglesia Católica está sufriendo desde hace años una constante y enorme pérdida de católicos. Muchos han abandonado completamente la fe y otros tantos la práctica religiosa. Son personas que fueron bautizadas, asistieron a catequesis, recibieron el resto de sacramentos de iniciación y hasta tuvieron una boda religiosa. Sin embargo, no viven su fe ni la han transmitido a sus hijos.
“Si realmente comprendiéramos, aunque sea de forma limitada, lo
que está sucediendo en la Santa Misa, la colocaríamos en el centro mismo de nuestras vidas, sería
el corazón de nuestro día, nuestra razón de ser, es decir, el motivo de nuestra
existencia”, afirma el padre Broom.
Para fortalecer esta fe en la Eucaristía y mostrar su verdadera
dimensión este sacerdote explica brevemente en Catholic Exchange 10
gracias extraordinarias que se derivan de la celebración de la Santa Misa:
1. Salvación de las almas
Jesús expresó en términos claros e inequívocos, tal y como recogen
los Evangelios, que la salvación depende de la Eucaristía, el Pan de Vida. Las
palabras de Jesús son indiscutibles son claras. “Yo soy el Pan de Vida”, aparece en Juan 6,34. Mientras que
unos versículos más adelante, en el 54 añade: “el que come mi Carne y bebe mi
Sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”.
2. Las almas del purgatorio
se purifican
Según explica el padre Broom, el medio más eficaz por el cual las almas del Purgatorio
pueden purificarse de los efectos residuales de sus pecados veniales y
mortales que no han sido expiados suficientemente es a través del Santo
Sacrificio de la Misa.
3. Almas del Purgatorio
totalmente liberadas: acceso al cielo
Como continuación del punto anterior, la Misa y la comunión
ofrecidas específicamente para el alma o las almas en el Purgatorio pueden catapultarlas al cielo para
estén con Dios para la eternidad. Este sacerdote se lamenta, sin embargo, de
que muchos católicos tan sólo recen u ofrezcan oraciones y sacrificios por las
almas del purgatorio tan sólo en el mes de noviembre.
4. El Calvario se renueva
El padre Broom considera qué difícil es comprender la relación
entre el Santo Sacrificio de la Misa y el Sacrificio en el Calvario de aquel
primer Viernes Santo. “Sin embargo, ¡es una realidad! ¡En cada Misa, el Señor Jesús crucificado se ofrece a Dios Padre
como la Víctima sin mancha por la salvación del mundo!”, explica
convencido.
5. Los pecados veniales
pueden purificarse en el contexto de la Santa Misa
Es un grave error muchas veces cometido por muchos, privarse de la
recepción de la Sagrada Comunión porque es consciente de haber cometido pecados
veniales, y sólo pecados veniales. Muy al contrario, en el Rito Penitencial al
comienzo de la Misa, se
pide perdón por los pecados veniales y los pecados son perdonados por la
recitación orante y contrita del Confiteor (la
oración del Yo confieso). Al final del acto penitencial el sacerdote imparte la
absolución de los pecados veniales. (Nota: los pecados mortales deben
confesarse a un sacerdote antes de recibir la Sagrada Comunión)
6. Un fuego potente
En el momento de recibir la Sagrada Comunión, la mera recepción de
la Sagrada Comunión se puede comparar con el fuego que quema basura, maleza o
paja. El amor que arde en
el Sacratísimo Corazón de Jesús quema la paja de nuestros pecados veniales.
El Catecismo del Concilio de Trento lo expresa con este concepto. La Comunión
frecuente es el antídoto para nuestras enfermedades diarias.
7. La Santísima Trinidad es
alabada de la manera más sublime
San Ignacio de Loyola en Principio y Fundamento especifica
el propósito principal de nuestra existencia, el por qué de nuestro propósito
en la vida. El santo usa las siguientes palabras: “Fuimos creados para alabar a Dios…” (Ejercicios
espirituales n. ° 23) Posiblemente el propósito principal del Santo Sacrificio
de la Misa es alabar a Dios Padre, mediante la ofrenda de Dios Hijo, a través
del Poder del Espíritu Santo.
Esto se expresa más claramente en la Doxología:
“Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos”.
8. Los pecados personales
pueden expiarse
Aunque un sacerdote-confesor no pueda imponer esto como una
penitencia en el sacramento de la confesión, habiendo hecho una buena confesión
por los pecados mortales en particular, un penitente que asista a Misa y reciba
la Sagrada Comunión en reparación
o expiación por sus pecados personales podría tener así la penitencia más
eficaz posible.
Para reparar los pecados pasados, no hay nada más poderoso,
agradable y propicio para Dios que asistir a Misa y recibir la Sagrada
Comunión.
9. Pecado familiar / Pecados
sociales expiados
En un plano más amplio, los pecados de toda la humanidad tienen su remedio,
reparación y expiación más poderosa a través del Santo Sacrificio de la Misa.
La oración de la Coronilla de la Divina Misericordia se puede rezar junto con
el Santo Sacrificio de la Misa…: "Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la
Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amado Hijo, nuestro Señor y Salvador
Jesucristo, en expiación por nuestros pecados y los del mundo entero".
10. La intervención angélica
y los santos
También participan en el Santo Sacrificio de la Misa los ángeles. En el Sanctus,
unimos nuestras oraciones con los coros de los ángeles mientras
decimos: “Santo, Santo, Santo…” El Padre de la Iglesia San Juan Crisóstomo
afirma que numerosos ángeles rodean el Sagrario en vigilia ante su Señor
Eucarístico y Rey. Por cierto, los ángeles pueden ayudar inmensamente a prestar
más atención y participar más plenamente en el Santo Sacrificio de la Misa si
se les pide su ayuda.
Los mayores amantes del Santo Sacrificio de la Misa son los
santos. Las extraordinarias gracias que recibieron vinieron a través de Jesús
en Su Cuerpo Místico, la Iglesia. Sin embargo, fue a través del Santo Sacrificio de la Misa que la
infinita reserva de gracias inundó sus almas, sus vidas, sus sufrimientos y sus
extraordinarias empresas y éxitos apostólicos.
Fuente: ReL