BALDUINO: ¿UNA HISTORIA DE AMOR ROMÁNTICO O UN LIBRO DE ESPIRITUALIDAD? LAS DOS COSAS A LA VEZ

LibrosLibres acaba de publicar El Rey Balduino. El legado de su vida, sobre la vida espiritual del Rey Balduino de Bélgica, lo que incluye su búsqueda de una esposa cristiana, la historia romántica y sorprendente de cómo se enamoró de la española Fabiola de Mora y Aragón.

Balduino, rey de los belgas, y Fabiola posan
el día de su boda en 1960
El libro recupera los textos del cardenal Leon Joseph Suenens, el confidente espiritual del monarca en sus últimos 35 años, publicados a la muerte del rey, ampliándolo con cartas inéditas del monarca, cargadas de espiritualidad, y fotografías no conocidas hasta ahora.

Las cartas de privadas del Rey Balduino, que han cedido los propios destinatarios, son una ventana a su sincera religiosidad y su cercanía con Dios.

Nos encontramos así con un libro peculiar. Tiene algo de "revista del corazón", porque acompañamos a una familia de la realeza, en su noviazgo, en su matrimonio, en sus penas (cinco abortos naturales, sin herederos) y alegrías (un matrimonio siempre feliz y unido)... pero ese corazón no es superficial ni frívolo, sino que es un corazón abierto a Dios y al necesitado, ansioso de conocer y servir a Dios.

El libro tiene mucho más de "lectura espiritual". Leyendo las cartas de Balduino, y los comentarios del cardenal Suenens, también nosotros podemos reflexionar sobre nuestro amor a Dios, nuestra relación con nuestra familia, con nuestro trabajo... y, más importante aún, reconocer cómo Dios trabaja en nosotros, en las cosas que nos pasan, las decisiones que tomamos, la docilidad que le mostramos a Él. Es así con un rey y con una reina y es así con cualquier cristiano que reza y piensa.

La evangelizadora que buscaba novia al rey

El inicio del libro es especialmente apasionante. Verónica O'Brien, una irlandesa muy arrojada que quería presentar a Balduino la espiritualidad de la Legión de María, acudió al Palacio y pasaron cinco horas hablando de la fe. Parece que hablaron de cómo Dios y la Virgen podían guiar la vida, y Balduino expresó su deseo de encontrar una buena esposa cristiana.

En una segunda audiencia, él concretó que España le parecía un buen lugar para buscar una esposa y pidió a Verónica rezar por el asunto. A la noche siguiente, Verónica sintió una inspiración de Dios: "ve y ofrécete al Rey para ir a España con el fin de desbrozarle el terreno". Y el rey aceptó la descabellada idea.

Nadie lo sabía, pero Balduino enviaba a Verónica a buscarle novia a España en 1960. La irlandesa fingía hacer una investigación sobre cómo hacer apostolado entre la clase aristocrática y sólo el Nuncio -pesimista y reticente- conocía la verdadera misión.

La certeza y el sueño

Al poco de llegar a España, Verónica conoce a Fabiola y la describe por carta a Balduino: "alta, delgada, buen tipo, rostro 'good looking and striking' [buena apariencia e impactante], llena de vida, de inteligencia, de entusiasmo, de rectitud, de claridad. Rostro ovalado, cabello abundante, castaño claro, frente bonita. Boca bien dibujada, bastante grande. Al instante algo me dice en mi interior que es ella. Una parte de mi ser estaba convencida de que me hallaba ante la elegida de la Santísima Virgen, ante aquella que María había preparado desde hacía mucho tiempo".

Suenens aclara: "Para entender esta sorprendente certeza, hay que revelar el extraño sueño que Verónica había tenido la víspera. Había visto, colgado de la pared de una habitación, un cuadro que representaba a una mujer con un niño en brazos y prendas de vestir rojas esparcidas por el cuarto".

Fabiola enseñó su habitación a Verónica y la irlandesa reconoció el mismo cuadro, y en la sala prendas de color rojo vivo sin guardar.

- ¿Cómo es que ha conseguido usted esquivar el matrimonio hasta ahora? - preguntó Verónica a Fabiola, que tiene 32 años, dos más que Balduino.

- Ya ve, nunca me he enamorado. He dejado mi vida en manos de Dios, a Él me he abandonado. Quizás Él me tenga algo preparado -respondió la española.

Fabiola pensó que era una estafa

Unos días después, Verónica vuelve a visitar a Fabiola. Juntas van a ver a las carmelitas del Cerro de los Ángeles, amigas de la española. Y después Verónica le entrega una carta de Balduino, que la quiere conocer. Fabiola piensa que es una estafa complicada y trata de cortar toda relación con la irlandesa "a no ser que el Nuncio en persona o por teléfono solicite verme". Efectivamente, el Nuncio, el único en España y Bélgica que conocía la extraña misión, le confirma que no es una estafa.

La historia da para una película o para una teleserie de Netflix... pero debería incluir todos los elementos espirituales, junto con los románticos, que van juntos.

Las cartas nos muestran cómo Balduino veía a Fabiola durante su noviazgo clandestino.

El rey se lo explicó así esos días a Suenens, que entonces era aún obispo auxiliar: "ella me hacía preguntas y yo me daba cuenta de que me estaba haciendo un test, pues la respuesta -que era evidente- casi siempre le interesaba menos que el modo de responder. Ella era muy reflexiva y perspicaz. La amo cada vez más. Lo que más me gusta de ella es su humildad, su confianza en la Santísima Virgen y su transparencia. Gracias por habérmela puesto en el camino. Será para mí un gran estímulo para amar a Dios cada día más".

Eso es sólo el inicio del libro, que incluye 48 páginas de fotografías (de infancia, matrimonio y vida familiar) y casi 60 páginas de cartas y de reflexiones espirituales de diarios del rey que no se habían publicado hasta ahora (añadidas a la biografía que Suenens hizo del rey, que era de 1995).

Así, podemos meditar con los pensamientos de un Balduino ya maduro en la fe:

Sobre la devoción a la Virgen María:

- “No te desanimes nunca. Comienza de nuevo siempre con Ella. Nunca te decepciones por tu debilidad. Con esto, cuando se asume plenamente, el Señor hace grandes cosas”

- “Trata de vivir en cada momento en María y con María. ¡No te desanimes si te sales de tus casillas! Una mirada, y te volverás a sumergir en Ella”.

Sobre la relación con Dios:

- “Ser hijo de Dios, hija de Dios, significa que hay algo verdaderamente divino en mí, en ti, en cada uno. ¡Es una auténtica locura! Si eso es cierto, hay comportamientos que tienen que cambiar en nosotros. Soy hijo de Dios, ya no tengo derecho a no estar alegre, a criticar, a quejarme a no tratar a todos con respeto infinito sabiendo que él también es hijo de Dios, aunque él lo ignore. Mi actitud debería revelárselo”.

El trato con Jesús:

- “No olvides que Jesús no es como nosotros. Su amor es siempre lo primero y su confianza en ti, como su ternura por ti, son infinitas. Durante los largos recorridos en coche háblale, canta para Él, escúchale”.

Afrontar las dificultades:

- “Las dificultades que estás experimentando actualmente no son el resultado de “una mala suerte” o de una distracción del Señor. Él lo permite para tu santificación”.

- “El Señor te espera en la cima y, al mismo tiempo, te acompaña en cada paso que das. Siempre está a tu lado, y se alegra cada vez que te levantas”.

- “Los periodos de sequedad y desierto son momentos que no hay que dejar pasar esperando tiempos mejores. De hecho, es la ocasión para mostrar a Dios que Le amamos realmente por Sí mismo y no para recibir a cambio Su alegría y Su paz. Es un acto de fe y amor completamente gratuito”.

El secreto del rey: amar a Dios con locura

El jesuita Francisco Javier Quintana, cercano a la familia de Fabiola, escribe en el prólogo de este libro tan especial: "El secreto de Balduino era su Dios, a quien amaba con locura y de quien se sentía profundamente amado. Bajo la turbulencia de las actividades públicas y políticas manaba una fuente tranquila y oculta, que era su vida en Dios. La oración, la Eucaristía diaria, su amor a la Virgen María eran las fuentes secretas que alimentaban el río de su existencia".

Pablo J. Ginés

Fuente: ReL