Es el penúltimo domingo del mes de octubre y como cada año, la Iglesia española participa de la celebración del Domund.
Dominio público |
Una llamada desde el horror a que
"no seamos indiferentes al sufrimiento"
Uno
de ellos es Julián Díez,
misionero burgalés que se encuentra a siete mil kilómetros de su hogar, y que se trasladó a Haití poco después de que
un terremoto de magnitud 7,2 asolase el sur de la isla.
“Más
de un millón de personas
se han quedado en la calle” afirma el misionero a Obras
Misionales Pontificias. Este desastre natural, el asesinato del
presidente del país o la llegada del huracán Grace, hicieron que Haití cobrara
algo de protagonismo en los medios internacionales.
La
atención solo duró unos días. “El escenario en el que se mueve Haití no es
nuevo. La pobreza golpea
fuerte, tanto que, por mucho que te prepares, conmociona. Mucha gente no
tiene nada y tú nunca tienes suficiente para ofrecer. No es correcto decirlo,
pero es un país abandonado
por todos”.
Por
todos menos por Dios,
añade. “La Iglesia católica es
la que más colabora con los pobres. Rica es la tarea social y misionera
realizada, con el deseo de ayudar y promocionar a los más necesitados”.
Sin
embargo, si los misioneros son la vanguardia de la Iglesia allí donde hay
necesidad, el resto de la Iglesia es un respaldo muy necesario. “La Iglesia
católica somos todos los fieles, y no sólo los que nos encontramos dispersos
por todo el planeta. Gracias
al apoyo, también material, entre todos realizamos de forma regular y por amor
a Jesús estas Obras Sociales”.
Junto
al anuncio del Evangelio a través de las catequesis, de las celebraciones
litúrgicas y de la administración de los sacramentos, “los misioneros hacemos
un trabajo social, que conlleva las mejoras de condiciones de vida para el bien de la comunidad”.
Desde
octubre, Julián es testigo de que, en lugares como Haití y otros focos
centrales de misioneros, más que vivir, se sobrevive. “Os pido que el dolor
ajeno jamás nos sea indiferente, que no seamos indiferentes al sufrimiento del prójimo,
porque todos somos hijos de Dios aunque vivimos en lugares distintos”,
concluye.
Traspasada por la misión, escuchó:
"Levántate"
Mónica
Marín es otro de los rostros más visibles de este Domund 2021. Como fundadora de la asociación de
jóvenes misioneros Jatari,
participó en la presentación de la jornada junto al obispo de Kazajistán, José
Luis Mumbiela.
La
joven de 27 años contó durante la presentación que tenía 18 cuando se fue por primera vez de misiones a Rumanía,
con las Hermanas Misioneras de la Caridad.
"En
misión, lo que he descubierto ha sido una manera fresca de ser Iglesia y transmitir este mensaje",
explicó.
Desde
pequeña siempre tuvo "una sed que no sabía como llenar" y un
sacerdote le introdujo en el mundo de la misión. "Ahí descubrí una realidad inmensa, y
es que había gente dando la vida por otras personas".
Después,
durante la JMJ de Cracovia "escuché ese `levántate´ y sentí que muchos con
los que estaba allí necesitaban enamorarse".
En
el momento en que tomamos conciencia, nos sale levantarnos", afirma. "En ese
momento que sabes que Jesús cuenta contigo, te sale contar lo que has
visto y lo que has oído".
Convencida
de que "la misión propia
del cristiano es la de moverse y actuar, en 2018 se fue nuevamente de
misiones a Perú. "A la vuelta, sentíamos que teníamos que hacer algo".
Así
comenzó a gestarse Jatari,
que significa "levántate" en quechua. Es una asociación sin ánimo de
lucro "cuyo fin es ser
chispa, ser contagio, intentar ser nosotros ese `levántate´ en nuestro
entorno, en el día a día, en eventos para recadar fondos para misiones o
incentivando el voluntariado", explica.
Desde
entonces, se ha sentido "traspasada"
en numerosas ocasiones por la vida misionera. "Mis experiencias de misión han sido como un máster en vida.
Reseteo, priorizo y ordeno mi vida. Es una maravilla ver cómo el Señor actúa a
través de los misioneros. Ver
como viven te cambia la vida".
"Las
misiones te enamoran", declaró a Revista
Ecclesia. "Te conviertes en parte activa de lo que está
sucediendo. Yo he tenido la suerte de que desde el minuto uno he visto cómo Dios me transformaba a
mí. Y de esa forma, `la misión´ se convierte en una forma de vida, también en
tu entorno, en tu casa, con tus amigos, en el trabajo".
Millones de nuevos cristianos
gracias a los casi 11.000 misioneros españoles
Julián Y Mónica son solo dos de los
10.893 misioneros españoles repartidos en los 1.116 territorios de misión
repartidos por todo el mundo.
Obras Misionales Pontificias
contabilizan en 1.116 los territorios de misión, en los que:
·
Vive el 45,70% de la humanidad.
·
Representan 1/3
de la Iglesia católica.
·
Se
celebran uno de cada tres bautismos.
·
Se
desarrolla aproximadamente un 44% del trabajo social y educativo de la
Iglesia.
·
Un sacerdote
atiende a más del doble de habitantes que un sacerdote de la Iglesia Universal.
Durante los últimos 25 años, la
Iglesia se ha trasladado a 179 nuevos territorios de misión, donde ha celebrado
1.251.628 bautismos, fundado 26.898 instituciones sociales y 119.000
instituciones educativas.
Cómo colaborar con la causa
misionera
Para colaborar con la obra misionera
de la Iglesia, Obras Misionales Pontificias dispone de los siguientes medios:
·
Bizum: 00500
·
Transferencia
bancaria: ES32 0049 5117 2821 1009 4950
·
Por
teléfono: 915 902 780
·
El Papa a los misioneros: "¡Muchas gracias!"
·
Tras el rezo
del Ángelus, el Papa Francisco saludó a todos los misioneros distribuidos por
el mundo, "que en primera línea se dedican al servicio de la
Iglesia pagando, en ocasiones en primera persona el caro precio por su
testimonio".
·
Algo que no
hacen por proselitismo, afirmó Francisco, "sino por transmitir el
testimonio del Evangelio en su vida, en tierras que no conocen a Jesús.
Muchas gracias a los misioneros", concluyó.
Fuente: ReL