La Eucaristía debe vivirse en el camino de la vida cotidiana.
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Mons. Piero Marini. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
El
ex Maestro de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y
presidente del Comité Pontificio de los Congresos Eucarísticos explicó que en
el momento de comulgar “nos dejamos agarrar por la mano del Señor Resucitado”.
“En
el momento de la comunión, después de haber dicho: ‘Señor, yo no soy digno’,
‘extendemos’ nuestra mano hacia el pan consagrado y nos dejamos agarrar por la
mano del Señor Resucitado”, fueron sus palabras exactas.
Mons.
Marini señaló que “la plenitud del tiempo”, al que hace referencia el Evangelio
del día, “no indica solo un punto de referencia histórico y temporal, sino que
es una indicación teológica”.
“Significa
el cumplimiento de la misma espera y de las promesas del Antiguo Testamento.
Significa el inicio del tiempo mesiánico, el tiempo de Dios”, afirmó.
De
esa manera, “con la venida de Jesús inició una nueva fase del tiempo de Dios,
la última fase del tiempo de la salvación. La venida de Cristo marca el inicio
de una humanidad nueva”.
Sin
embargo, resaltó que “para que el misterio de Dios se conozca y que, sobre
todo, sea creído y vivido, es necesario que alguien lo anuncie”.
En
la Misa, “mientras se acerca a nosotros el médico divino, nos damos cuenta de
que la Eucaristía, que debemos recibir purificados de nuestros pecados, no es
principalmente el sacramento de los justos, sino también el viático para
nosotros pobres pecadores”.
En
ese sentido, “el Congreso Eucarístico es una ocasión que se nos ofrece a todos
nosotros creyentes. La Eucaristía debe vivirse en el camino de la vida
cotidiana. Vivir la liturgia que se celebra significa vivir de aquello que la
liturgia hace vivir: el perdón invocado y donado, la palabra de Dios escuchada,
la acción de gracias elevada, la Eucaristía recibida como comunión”.
“De
la celebración de la Eucaristía debemos aprender que el futuro de nuestra vida
de fe no depende sólo de cómo celebramos nosotros la liturgia, sino, más bien,
de cómo sabemos vivir la liturgia que celebramos”, enseñó.
También
recordó que “todos nosotros, al finalizar cada celebración, estamos invitados a
hacernos cada vez más Cuerpo de Cristo, a andar y a estar en medio de los demás
con la misma alegría, con la misma amistad y con el mismo amor con que el Señor
vino a encontrarse con nosotros”.
Mons.
Marini finalizó su homilía afirmando que “este Congreso Eucarístico nos enseña
que celebrar la Eucaristía es siempre para nosotros llevar a cumplimiento la
ley del amor que recibimos del Señor y que el Señor quiere que transmitamos a
los demás”.
POR MIGUEL PÉREZ
PICHEL
Fuente: ACI