El 19 de julio de 1943 salió a bendecirla entre la multitud tras el bombardeo anglo-estadounidense en el barrio de San Lorenzo. El 16 de octubre de ese año, cuando los nazis lanzaron su gran redada contra los judíos romanos, el Papa Eugenio Pacelli movilizó todos sus recursos para liberar a la mayor cantidad posible de sus paisanos hebreos.
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Pío XII era romano y defendió la Ciudad Eterna como nativo y como su obispo |
El
Papa Pío XII no
guardó silencio ante la Shoah ni estuvo inactivo. Por el contrario, estuvo muy comprometido con la salvación
de las familias judías, se pronunció constantemente contra el régimen nazi
y puso en marcha una serie de iniciativas formales e informales que demuestran
que fue todo menos "el Papa de Hitler".
Intensa actividad protectora
Estas
son las conclusiones de una serie de investigaciones llevadas a cabo sobre
material de archivo por el diácono Dominiek Oversteyns, de la Familia Espiritual The Work.
Las
investigaciones de Oversteyns incluyen El libro de la
memoria de Liliana Picciotto, una investigadora judía, que recoge los
nombres de todos los judíos italianos deportados y asesinados; La historia de los
judíos italianos bajo el fascismo de Renzo De Felice, que esboza la
historia de 148 conventos que salvaron a muchos judíos; y los archivos del
Vaticano sobre Pío XII, ahora abiertos al público.
Antiguo
ingeniero, Oversteyns ha cruzado los datos y utilizado la técnica matemática de
la extrapolación para
analizar las cifras de judíos italianos asesinados y deportados. Sus estudios,
presentados en una serie de conferencias que ha querido compartir con CNA,
arrojan luz sobre la intervención de Pío XII antes y
después de la redada nazi
en el gueto judío de Roma.
Los datos concretos
Según
su estudio, había 8.207
judíos en Roma antes de la incursión nazi en el gueto judío el 16 de
octubre de 1943. De ellos, 1.323 (el 16%) encontraron refugio antes de la
redada. Dieciocho fueron a las propiedades extraterritoriales del Vaticano, 393 a pueblos
en las montañas alrededor de Roma, 368 a casas particulares de amigos, 500 a 49 conventos romanos
diferentes y 44 a parroquias
y colegios pontificios en Roma.
Pío
XII también ayudó a 152 judíos escondidos en casas particulares bajo la
protección de Delasem, la Delegación de Ayuda a los Emigrantes Judíos. En total, Pío XII prestó ayuda a unos
714 judíos.
El
estudio también señala que Pío XII acogió en el Vaticano a por lo menos 30 eruditos judíos, que
trabajaron y realizaron sus investigaciones en los Museos y Archivos Vaticanos
después de haber sido despedidos de sus instituciones debido a las leyes
raciales. Entre ellos estaban Hermine Speier,
que empezó a trabajar en el Vaticano en 1934; Fritz
Volbach, contratado en el Vaticano en 1939, y Erwin Stuckold [médico].
Oversteyns
también revela que, según ocho testimonios diferentes, Pío XII solicitó a por lo menos 49
conventos que escondieran y albergaran a los judíos, y declaró a esos
conventos zonas extraterritoriales bajo la autoridad del Vaticano.
Según
Oversteyns, estas cifras demuestran que Pío XII estaba activamente a favor de
los judíos mucho antes de
la redada nazi de 1943 en el gueto. Ese sábado, al amanecer, 365
soldados nazis acorralaron a 1.351 judíos. De ellos, 61 fueron liberados
inmediatamente, y otros 258 fueron liberados después de ser retenidos en un
colegio militar. Y antes de que el tren partiera de la estación Tiburtina de Roma
hacia Auschwitz, otros dos judíos fueron liberados. Un hecho poco conocido es
que Pío XII y sus colaboradores fueron responsables de la liberación de 249
judíos romanos ese día, aproximadamente una quinta parte de los detenidos.
Vías oficiales y extraoficiales
Según
los documentos estudiados por Oversteyns, a primera hora de la mañana del día
de la redada, Pío XII se
puso en contacto con el embajador alemán Ernst von Weizsäcker para convencerle de que llamara a
Berlín y detuviera la redada, pero el embajador no lo hizo. Entonces, a través del padre Pancratius Pfeiffer, un apreciado sacerdote alemán
y superior de los salvatorianos, Pío XII se puso en contacto con el general Reiner Stahel, jefe del
ejército alemán en Roma en ese momento, quien telefoneó directamente a Himmler y le convenció de
que detuviera la redada a las 12 del mediodía. Al mismo tiempo, el comandante
de las SS Dannecker recibió
instrucciones de Berlín para liberar a todos los judíos de matrimonios mixtos y
al servicio de los "arios".
En
marzo de 1944, la situación se agravó aún más. Del 21 de marzo al 17 de abril,
unos 10 judíos fueron arrestados y deportados diariamente. Y del 28 de abril al
18 de mayo, cinco judíos fueron arrestados y deportados diariamente.
Finalmente, los judíos no tuvieron más remedio que huir o pasar a la clandestinidad.
Según
Oversteyns, Pío XII escondió a 336 judíos en parroquias y hospitales diocesanos; al mismo tiempo, siguió enviando alimentos y ayuda
financiera a Delasem.
Las
fuentes demuestran que solo había 160 judíos en el Vaticano y en sus 26 sedes
extraterritoriales. Esto se debe a que la estrategia de Pío XII fue ocultar a
los judíos romanos en pequeños grupos en los conventos de Roma.
Desde
el 10 de septiembre de 1943 hasta el 4 de junio de 1944, Pío XII llevó a cabo 236 intervenciones en
favor de los judíos arrestados en Roma y que iban a ser deportados. Tras sus
intervenciones, 42 judíos
arrestados fueron liberados.
Además
del canal oficial de la Secretaría de Estado (a través del entonces sustituto Giovanni Battista Montini,
que luego se convertiría en el Papa Pablo VI), Pío XII utilizó ampliamente el canal informal
establecido por el padre Pfeiffer.
Según
los documentos, el padre
Pfeiffer visitó la Secretaría de Estado cada dos días durante los ocho
meses de intensa persecución nazi en Roma. En esas reuniones, daba información
sobre los detenidos y recibía peticiones de liberación.
Oversteyns
dice que ahora que los Archivos Vaticanos han abierto sus puertas a los
investigadores para que estudien el pontificado de Pío XII, saldrá a la luz con
más claridad el compromiso
de este pontífice con los judíos romanos.
Traducción de Elena Faccia Serrano.
Fuente: ReL