Todo llega
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace un tiempo
me regalaron unas semillas de cactus. Me hacía mucha ilusión plantarlas. Leí
las instrucciones que venían en el sobre. Explicaban que la siembra podía ser
durante todo el año… así que me animé a plantarlas.
Coloqué tierra
y la semilla en una jardinera pequeña. Me pareció que la ventana de mi celda
sería un buen lugar para situarla. Todos los días me asomo a verla, un día la
riego, otro la miro. Pero la verdad es que aquí no sale nada. Yo creía que
sería más rápido el proceso de crecimiento.
Me doy cuenta
de cómo me cuesta esperar a que la naturaleza actúe. Me impaciento y pienso que
quizá lo he plantado mal o que lo riego mucho… me surgen muchas preguntas para
intentar entender qué le está pasando. Todo ello porque mi razón dice que el
cactus ya debería estar saliendo.
Cómo me cuesta
esperar el ritmo de Dios en lo que acontece en mi vida, especialmente cuando no
lo entiendo… pienso hasta que Dios se ha equivocado.
Sé, por
experiencia, que el proceso está bien, que solo es cuestión de esperar y
llegará la planta. En nuestra vida tenemos vivencia y experiencia del Amor del
Señor, de cómo nos ha cuidado, protegido y guiado. Cuántas veces no entendíamos
algo de lo que nos pasaba y, cuando ya todo ha acabado, hemos dicho: “¡Qué bien
está todo!”.
Pero en esta
espera hay una trampa que tenemos que saber librar: la desesperanza y la
desconfianza. Pensar que el Señor nos ha olvidado, que no nos cuida. Ello no es
verdad, pero la gran tentación de la espera es dejar que la duda entre en
nuestro corazón.
El amor en la
espera se aquilata. El amor en la espera se vuelve fuerte. El amor en la espera
se hace grande. Pero la espera tiene que ser paciente y confiada. Dejar en las
manos del Señor aquello que te agobia, que te quita el sueño, que no te deja
vivir. Ponerlo en sus manos y orar.
Confiar en que
el Señor va a actuar en tu vida y la va a cambiar, pero en el momento del
Señor.
Hoy el reto del
amor es coger en tu mano una cruz o un rosario y orar un rato, pidiéndole al
Señor el don de ser paciente en tu vida con Su plan de amor contigo.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma