Cristianos que saben mostrar con su vida la belleza del Evangelio, que hacen resplandecer la vida fraterna
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El Papa
Francisco llegó en las primeras horas de este día al Santuario Nacional Mariano
de Šaštín, que ha sido un lugar de peregrinación durante siglos. Primero oró un
momento con los obispos y seguidamente procedió a la celebración de la
eucaristía, en el día de la patrona de Eslovaquia, la Virgen de los 7 dolores.
Francisco llegó hacia las nueve de la mañana de este
15 de septiembre a la región de Šaštín, limítrofe con la República Checa, al
Santuario Nacional de la Virgen de los Siete Dolores. En la Santa Misa están
presentes cerca de 50 mil personas. Con esta celebración, el Pontífice concluye
su Viaje Apostólico a Eslovaquia.
“María: es la Madre que nos da al Hijo Jesús. Por eso
la amamos y la veneramos. Y el pueblo eslovaco acude con fe y devoción a este
Santuario nacional de Šaštín, porque sabe que es Ella la que nos da a Jesús”,
así ha comenzado el Papa Francisco su homilía.
María modelo de la fe
Francisco citando el Evangelio que acaba de ser
proclamado (Lc 2, 33-35), indica: “María como modelo de la fe. Y reconocemos
tres características de la fe: el camino, la profecía y la
compasión”.
María, una fe que se pone en camino
María inmediatamente ha recibido el anuncio del Ángel,
dice el Papa, «se fue rápidamente a la región montañosa» (Lc 1,39)
para ir a visitar y ayudar a Isabel, su prima.
Ante este hecho, el Papa llama la atención sobre la
actitud de María: “No consideró un privilegio el haber sido llamada a
convertirse en Madre del Salvador, no perdió la alegría sencilla de su humildad
por haber recibido la visita del Ángel, no se quedó quieta contemplándose a sí
misma entre las cuatro paredes de su casa”.
Por otro lado, dice Francisco, María vive el don
recibido, la misión recibida, como una exigencia para salir de su casa. Por
eso, añade, “María se puso en camino”.
“A la comodidad de la rutina prefirió las
incertidumbres del viaje; a la estabilidad de la casa, el cansancio del camino;
a la seguridad de una religiosidad tranquila, el riesgo de una fe que se pone
en juego, haciéndose don de amor para el otro” profundiza el Papa.
“La Virgen es modelo de la fe de este pueblo eslovaco,
una fe que se pone en camino, animada siempre por una devoción sencilla y
sincera, peregrinando siempre en busca del Señor. Y, caminando, ustedes vencen
la tentación de una fe estática, que se contenta con cualquier rito o tradición
antigua, y en cambio salen de ustedes mismos, llevan en la mochila las alegrías
y los dolores, y hacen de la vida una peregrinación de amor hacia Dios y los
hermanos. ¡Gracias por este testimonio! Y, por favor, ¡sigan en camino!”
subraya el Papa.
Seguidamente, Francisco puntualiza: “Quisiera añadir
una cosa: he dicho: “No detenerse”, porque cuando la Iglesia se detiene, se
enferma; cuando los obispos se detienen, enferman la Iglesia; cuando los
sacerdotes se detienen, enferman el pueblo de Dios”.
Una fe profética
El Papa subraya que la fe de María es una fe
profética. “Con su misma vida, la joven de Nazaret es profecía de la obra de
Dios en la historia, de su obrar misericordioso que invierte la lógica del
mundo, elevando a los humildes y dispersando a los soberbios (cf. Lc 1,52)”.
María, dice Francisco, es la “representante de todos
los “pobres de Yahvé”, que gritan a Dios y esperan la venida del Mesías”. Por
eso, ella patentiza el obrar misericordioso de Dios “que invierte la lógica del
mundo, elevando a los humildes y dispersando a los soberbios (cf. Lc 1,52)”.
En María estamos llamados a “no reducir la fe a azúcar
que endulza la vida. Jesús es signo de contradicción. Ha venido para llevar luz
donde hay tinieblas, haciéndolas salir al descubierto y obligándolas a
rendirse. Por eso las tinieblas luchan siempre contra Él. Quien acoge a Cristo
y se abre a Él resurge, quien lo rechaza se cierra en la oscuridad y se arruina
a sí mismo”.
El Papa subraya: “Ante Jesús no se puede permanecer
tibio, con “el pie en dos zapatos”. Acogerlo significa aceptar que Él desvele
mis contradicciones, mis ídolos, las sugestiones del mal; y que sea para mí
resurrección, Aquel que siempre me levanta, que me toma de la mano y me hace
volver a empezar”.
Eslovaquia necesita hoy estos profetas
“También Eslovaquia necesita hoy estos profetas”,
indicó Francisco, “cristianos que saben mostrar con su vida la belleza del
Evangelio, que son tejedores de diálogo allí donde las posiciones se endurecen,
que hacen resplandecer la vida fraterna allí donde a menudo en la sociedad hay
división y hostilidad, que difunden el buen perfume de la acogida y de la
solidaridad”.
María, Madre de la Compasión
La fe de María es compasiva, indica el Papa, ella
“compartió con el Hijo la misión de la salvación, hasta el pie de la cruz. En ese
momento, en el angustioso dolor vivido en el Calvario, Ella comprendió la
profecía de Simeón: «Y a ti, una espada te traspasará el alma» (Lc 2,35)”.
Francisco subraya que el dolor del Hijo, que “cargaba
sobre sí los pecados y padecimientos de la humanidad, la atravesó también a
Ella” y el Obispo de Roma añade: “Esta es la prueba de la compasión: permanecer
al pie de la cruz. Permanecer con el rostro surcado por las lágrimas, pero con
la fe de quien sabe que en su Hijo Dios transforma el dolor y vence la muerte”.
“Y también nosotros, mirando a la Virgen Madre
Dolorosa, nos abrimos a una fe que se hace compasión, que se hace comunión de
vida con el que está herido, el que sufre y el que está obligado a cargar
cruces pesadas sobre sus hombros. Una fe que no se queda en lo abstracto, sino
que penetra en la carne y nos hace solidarios con quien pasa necesidad”, afirma
el Papa.
El Papa finalizó su homilía implorando: “que María
Santísima les obtenga la gracia de que vuestra fe siempre siga en camino, tenga
el respiro de la profecía y sea rica de compasión”.
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