¿Derecho a equivocarme?
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ahí vamos, sor
Agustina y yo, con nuestro oficio. Ella es muy experimentada en todo, pues ya
había estado en la sacristía muchas otras veces, sin embargo, hay una cosa con
lo que nos lo pasamos genial… ¡con las flores!
En esos ratos
en que nos toca colocarlas para el Sagrario, o para la Virgen… nos miramos
mutuamente y nos echamos a reír pensando: “menudas dos nos hemos ido a juntar
para esto”. Eso sí, cariño, oración y dedicación no nos falta; que quede mejor
o peor, eso ya es otra cosa.
Ayer
precisamente le daba gracias al Señor en la oración, porque veía nuestros dos
últimos arreglos florares para la exposición del Santísimo, y no es que nos
hubieran quedado muy, muy bien, sin embargo, como digo, le daba gracias al
Señor por poder contar con una comunidad con la que tengo la oportunidad de
equivocarme, de hacerlo mejor, de hacerlo peor. No solo me dan la oportunidad,
sino que en seguida muestran todo su apoyo (imagino que con la esperanza de que
mejoremos con la práctica).
Y me daba
cuenta de que, cuando hay un clima de amor, puedes equivocarte, pueden incluso
decírtelo con cariño, pero sabes siempre que es para tu bien, y no lo sientes
como una regañina. Y del mismo modo, en ese clima experimentas todo el apoyo
para continuar adelante, para dar un paso más en la vida.
Pero le decía
al Señor, que, claro, ¿y las situaciones que tantas veces se viven en que el
clima no es precisamente así? Y en seguida me sorprendió su respuesta “cuando
te dejas amar por mí, el mundo es tu casa”.
Qué bueno,
porque es real, Él es el apoyo que siempre permanece, Él es la Verdad que
siempre pacificará nuestra vida, Él es quien siempre desea nuestro bien, y Su
Amor es el que nos hace libres, porque con Él nos sentimos protegidos y “en
casa”, estemos donde estemos o con quien estemos. Es Él quien nos da la
libertad, porque Él no lo quiere todo perfecto, sino enamorado.
Hoy el reto del
amor es ser libre. Deja que Cristo te libere de tu propia imagen que te
gustaría mantener y, cuando te equivoques o no salgan las cosas tan perfectas
como te gustaría, mírale a Él y juntos os reiréis de la situación, con la Paz
que es propia del que se sabe totalmente amado.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!