La paz interior
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| Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Tenemos una
habitación que estábamos usando provisionalmente de almacén para guardar el
material del trabajo de la Nueva Evangelización. Allí guardamos todo: los
llaveros, camisetas, tazas, bolígrafos, pulseras y colgantes con medallas,
rosarios...
Tuvimos que
acondicionar la habitación, así que empezamos a dejar cajas en el suelo, unas
encima de otras. Cada vez que buscábamos algo, teníamos que emplear mucho
tiempo y lo peor es que, al verlo, no te daba paz, porque no estaba ordenado,
solo colocado.
Hace unos días
llegaron las estanterías y ayer las montamos. No te puedes imaginar lo que ha
entrado en tan poco espacio, lo bien colocado que se ve todo y, lo más
importante, la paz que da.
Esto es un poco
lo que a veces nos pasa en nuestro interior: dejamos pasar una mala
contestación, que supone una caja en medio de la habitación de nuestro
interior, luego un comentario con malentendidos, un juicio sin preguntar… Vamos
dejando en nuestro interior cajas de pasiones, de rencor, de envidia, de
soberbia… y, sin darnos cuenta, la suma de todas las cajas tiene como resultado
la pérdida de la paz y no sabemos cómo recuperarla.
Jesús, a sus
discípulos, cuando les encontró discutiendo sobre quién sería el más
importante, les dijo que el más pequeño aquí, es el más grande en el Reino de
Dios. Cuando les vio que discutían por ambicionar el poder, les habló del
servicio.
Jesús siempre
pone paz en nuestro interior y nos muestra el camino de la sencillez, de la
entrega, del amor. En este camino, Jesús te pone las estanterías para que tu
interior viva con paz.
Antes en mi
vida no tenía paz, ocasionalmente sí… y creía que solo existían momentos de
paz, pero que la paz no existía de forma continuada. Ahora te digo que, cuando
descubres esta paz que solo Jesús da, ya no puedes vivir sin ella y, si la
pierdes, la buscas hasta encontrarla. Porque en esta paz está el Señor y tu
felicidad.
Hoy el reto del
amor es pararte cinco minutos a orar y mirar cómo está tu habitación interior:
descubre qué te quita la paz y pídele a Jesús recuperarla, que Él te la regale.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma
