Este 15 de agosto la Iglesia celebra la solemnidad de la Asunción de la Virgen María
Asunción de la Virgen María (©e55evu - stock.adobe.com) |
Coincidiendo
con esta festividad mariana, hace 104 años nació san Óscar Romero, asesinado en
1980 mientras celebraba la eucaristía en el Hospital de la Divina Providencia
de El Salvador.
41 años han
pasado desde aquel 24 de marzo en que fuera asesinado monseñor Óscar Arnulfo
Romero, “San Romero de América”, como lo denominó el obispo brasileño Pedro
Casaldáliga, pocos días después de su muerte. Fue canonizado por el Papa
Francisco en octubre de 2018.
Óscar Romero
nació en el seno de una familia de origen humilde y modesta. Se caracterizó por
estar siempre cercano a los más pobres y como Obispo abrió las puertas de la
Iglesia a los campesinos y obreros víctimas de la violencia previa al inicio de
la guerra civil (1980-1992). Fue conocido en El Salvador y en el mundo como un
gran defensor de los derechos humanos, así como también condenó la violencia
ejercida por el gobierno y las fuerzas armadas y la ejercida por las fuerzas de
la guerrilla.
La Asunción de
María y Monseñor Romero
En la vida de
San Óscar Romero la figura de la Virgen María siempre estuvo presente. En
la homilía del 15 de agosto de 1977, solemnidad de la Asunción
de María, el arzobispo mártir afirma:
La asunción en
cuerpo y alma de la Virgen al cielo no es una opinión piadosa. Es un dogma de
fe, el dogma diríamos, de moda, el más reciente (…) El mensaje, pues, de este
día es muy oportuno, porque ese viaje de María en cuerpo y alma al cielo, es el
índice más vigoroso a toda la humanidad para decirles que no está en esta
tierra el destino del alma y del hombre que busca la verdadera felicidad, que
hay un reino de los cielos definitivo, más allá de nuestras vidas, pero que se
conquista precisamente trabajando en esta vida, entregándose al cumplimiento de
los designios de Dios; así como María hizo de su vida terrenal un cumplimiento
exacto, una colaboración íntima con el divino Redentor para salvar al mundo.
María: estrella
de esperanza cierta
Para Romero, la
esperanza es un elemento esencial de la figura de María y citando al Concilio
afirma:
…el Concilio,
que mira esa perspectiva celestial donde María luce toda su belleza, se inclina
a la tierra y dice: Y esa Virgen colocada en el cielo en cuerpo y alma, no sólo
es figura de nuestro destino eterno, sino que también es "estrella de
esperanza cierta para el pueblo que todavía peregrina en la tierra". Qué
bella definición de María, "estrella de esperanza cierta". Así
mirémosla desde nuestra peregrinación en la tierra, desde nuestros caminos
polvorientos o lodosos del mundo, desde nuestras tribulaciones concretas de la
vida, hacia María, esperanza cierta.
El servicio de
María y de la Iglesia
Romero insiste
en el rol de María en la historia de la humanidad. Este papel inició con su
“si” al ángel Gabriel y continúa hasta nuestros días, pues nos acompaña y
acompaña a la Iglesia como servidora:
¿Cómo sirve
María? En primer lugar, indicándoles a los hombres su destino eterno y, por
eso, desde esa luz de los cielos, iluminar la dignidad del hombre, los derechos
del hombre, y por eso se aferra con tanto empeño en defender la dignidad, la
libertad, los derechos del hombre, porque sabe que ese hombre no debe ser un
juguete de la tierra, sino que está destinado como María al reino de los
cielos, que es un hijo de Dios que peregrina en esta tierra pero que su destino
no es esta tierra. Y ése es el gran servicio de la Iglesia, en primer lugar,
como María en cuerpo y alma en el cielo, decirles a todos los espíritus y a
todos los cuerpos el alto destino de la humanidad.
“María sirve,
dice Romero, indicándoles a los hombres su destino eterno y, por eso, desde esa
luz de los cielos, iluminar la dignidad del hombre, los derechos del hombre, y
por eso se aferra con tanto empeño en defender la dignidad, la libertad, los
derechos del hombre, porque sabe que ese hombre no debe ser un juguete de la
tierra, sino que está destinado como María al reino de los cielos”
Romero señala
que el servicio de María incluye la esperanza, en ser animadora de la esperanza
en la vida de la humanidad y para que los cristianos en medio de las
persecuciones no se desanimen:
María se
inclina sobre la esperanza de los hombres, para decirles que su esperanza es
cierta, que si ella, hija de esta tierra, ha sido asumida por Dios y colocada
en un trono en el cielo, es posible que toda carne humana también viva esa
esperanza. Y entonces en el mundo que peregrina, esa esperanza hacia el hombre,
que sea firme en sus propósitos, que en medio de las persecuciones no se desanime.
Yo quiero agradecer, hermanos, en esta ocasión y a través de la radio, a
cuántos me han escrito sus bonitas cartas, que son una inspiración de
esperanza. Dicen que la Iglesia les mantiene su esperanza. Esta es la confesión
bella del hombre que sufre, del hogar perseguido, de la comunidad que encuentra
la razón de su predicación en una esperanza cierta que la Iglesia transmite…
Levantamos
nuestra mirada hacia María en este día, hermanos y desde una Iglesia, hermana
gemela de María, nosotros confiamos en esa Virgen poderosa que reina y vive en
el cielo en cuerpo y alma y se hace sentir a través de una Iglesia peregrina en
la tierra, con todo el encanto de una princesa que camina hacia su reino, en
espera de la revelación de su grandeza.
Manuel Cubías -
Ciudad del Vaticano
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