Si a las obras de caridad les falta la fe, entonces ya no hablamos de caridad, sino de filantropía”.
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Cardenal Robert Sarah. Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Valencia |
La
distinción se le ofrece "por su extraordinario servicio a la Iglesia"
a lo largo de las responsabilidades que le fueron confiadas por tres
pontífices: San Juan Pablo
II, Benedicto XVI y Francisco, como arzobispo de
Conakry primero y luego, ya en el Vaticano, como secretario de la Congregación
para la Evangelización de los Pueblos, presidente del Consejo Pontificio Cor
Unum y prefecto del Culto Divino.
Evangelizar, la mejor obra de caridad
En
su discurso de investidura, el purpurado guineano, de 75 años, lamentó que hoy
se pida a la Iglesia "desvincular la caridad de la fe" y centrarse
exclusivamente en las obras de caridad, pero "si a las obras de caridad les falta la fe, entonces ya no
hablamos de caridad, sino de filantropía”.
“El
mundo no pone objeciones a las obras concretas de misericordia, sin embargo sí
muestra hostilidad hacia la verdad de la fe, especialmente en el marco de la
'dictadura del relativismo' que tantas veces ha denunciado el Papa Benedicto XVI", continuó el cardenal:
"Se exige a la Iglesia, para ser aceptada", que se adapte "a los
criterios del mundo, a las ideologías del momento, a los intereses de los que
gobiernan. Por supuesto, eso impediría una de las mayores obras de caridad que pueden hacerse, que es
la predicación del Evangelio".
El
cardenal Sarah denunció también que se recurra a la
"paz" para "justificar la inacción de los pastores hacia aquellos que ponen en peligro
la misma unidad de la Iglesia al adulterar su enseñanza mientras
enarbolan la bandera del amor. Si la paz es un efecto de la caridad, ¿puede
darse una auténtica paz allá donde se niega la Verdad?”.
En
una clara alusión al reciente proyecto de ley socialista para perseguir a los grupos provida, el cardenal
Sarah mencionó a los países -España no es el único- que pretenden castigar
incluso con penas de cárcel a quienes ofrezcan ayuda material o espiritual como
alternativa a las madres que acuden a los abortorios: “La dignidad de la vida
humana desde la concepción hasta la muerte natural no es patrimonio exclusivo
de la fe cristiana, pero sí es una parte irrenunciable de la misma. Nadie se
opondría a que a una mujer embarazada se le ofrezca ayuda material, pero si esa
ayuda hace explícito el convencimiento de la dignidad inviolable de la vida que
alberga en su seno, entonces ese acto de caridad se ve rechazado y perseguido
por el mundo. Y no faltan,
incluso entre los que se dicen cristianos, quienes exigen que se renuncie a
este tipo de acciones”.
"Maestro espiritual"
Por
su parte, el cardenal Cañizares definió a su compañero en el colegio
cardenalicio como "un
humilde y sabio pastor que también sabe de la amargura de la persecución y
del gozo del testimonio libre de la fe de la Iglesia en Jesús, su piedra
angular, presidida por Pedro y sus sucesores, cuya palabra no está encadenada”.
Dijo
también que "es un maestro
espiritual que habla apoyándose en una honda intimidad con el Señor en
el silencio", en alusión a una de sus obras más célebres, La fuerza del silencio.
Y recordó "su extraordinaria
lucidez al elaborar un diagnóstico real del mundo moderno y de la Iglesia que,
lejos de ser pesimista, lleva a un nuevo ardor apostólico, no se entretiene en
ofrecer soluciones humanas”.
Por
último, el rector de la Universidad Católica de Valencia, José Manuel Pagán, reiteró en
ese sentido que "la verdad no es un producto del imperio de la
mayoría", con cuyo respaldo "se pueden cometer las mayores
atrocidades": "Cuando la eutanasia avanza en España y Europa reconoce el derecho a matar",
un acto como el que se celebraba "quiere ser una llamada a que no nos
preocupe ir contracorriente, que no nos pese ser minoría, como los primeros
cristianos... Debemos
redoblar como Universidad nuestro compromiso con una alternativa a la cultura
dominante y hacer presente a Dios en medio de esta generación".
Fuente:
ReL