“Murió en mis manos en sábado, ella
que era fan de la Virgen; en el mes del Sagrado Corazón, del que era tan
aficionada”, afirmó el arzobispo
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Mons. Mario Iceta en el funeral de su madre |
Durante el funeral Iceta manifestó
no sentir "vergüenza al llorar ante mis fieles", pero se mostró
tranquilo y sereno en el emotivo funeral que él mismo presidió ayer por la
tarde en la Catedral de Burgos por el eterno descanso de su madre, María
del Carmen, informa la archidiócesis.
"El Señor
lo hace todo bien"
Él mismo la encomendó a las manos
del Padre después de haberla besado, administrado la unción, conferido la
indulgencia plenaria, haber rezado con ella y agradecido sus dones, como
ha explicado: "Murió en mis manos en sábado, ella que era fan de
la Virgen; en el mes del Sagrado Corazón, del que era tan aficionada; el día de
san Pelayo, el patrono del Seminario donde estudié; el día de san
Josemaría, que tuvo que ver con mi formación al haber estudiado en la
Universidad de Navarra, y el día en que ordenaba seis sacerdotes. El
Señor todo lo hace bien".
Según ha confesado el mismo
arzobispo, la de ayer ha sido una de sus homilías más
difíciles, sabiendo que "el Señor se compadece de
nuestras lágrimas". Aunque es consciente de que su madre "no
aparecerá nunca en ningún libro", ha revelado que su historia, al igual
que la de todas las madres, forma parte de la "corriente de vida mística
que permanece invisible, pero que vivifica el mundo", ha dicho
parafraseando a santa Edith Stein.
Las madres, el
don más grande
Y es que, según ha afirmado,
"las madres son el don más grande y precioso que Dios nos ha dado, el
regalo más inmenso, tanto que él mismo quiso tener una". "Hemos de
agradecer los momentos decisivos de nuestra vida personal, donde
nuestras madres nos han modelado. Por eso mi madre también tiene que ver
con esta archidiócesis, porque según cómo me modeló mi madre, yo os puedo
servir de un modo o de otro".
D. Mario también ha
tomado unos versos del
sacerdote y poeta chileno Esteban Gumucio para explicar que
"la muerte no puede robarnos la vida, pues nosotros podemos entregarla
antes de su visita". "Voy con Cristo, me basta ahora su camino de
pobres, voy transfigurado, nuevo y yo mismo, gratuitamente vencedor y vencido.
Cristo me arrebató, me tomó para sí: ya no soy tuyo, muerte. Así, humildemente
vencida, te has hecho hermana: “hermana Muerte”, pequeña, gris, servidora de
nuestra Pascua".
El arzobispo ha estado arropado por
un nutrido grupo de sacerdotes de la archidiócesis, de miembros de la vida
consagrada y de numerosos fieles, a los que ha agradecido su cercanía y
oración. Hasta la Catedral también se han desplazado el cardenal arzobispo de
Valladolid, don Ricardo Blázquez; el obispo auxiliar de la
archidiócesis vallisoletana y secretario general de la Conferencia Episcopal,
don Luis Argüello; el obispo de Vitoria, don Juan Carlos
Elizalde; el arzobispo emérito de Jaén, don Ramón del Hoyo, y
el arzobispo emérito de Burgos, don Fidel Herráez.
Fuente: ReligionConfidencial