Con el objetivo de que los fieles de España crezcan en amor a Tierra Santa, y para ayudar a los cristianos de la tierra que pisó Cristo, la Comisaría de Tierra Santa en Madrid ha traído algunos objetos realizados por los cristianos de Palestina
Si
hay algo que ha traído el coronavirus, además de muerte, ha sido la restricción de la
movilidad. Por eso, el turismo ha sido uno de los sectores más golpeados por la
pandemia. A pesar de ello, los ERTE, el paro y demás mecanismos de ayuda a los
trabajadores han logrado paliar en parte las consecuencias de la crisis
económica desatada con la pandemia. Pero ¿qué pasa si vives en un país que no
cuenta con ninguno de estos mecanismos? Es lo que les ha pasado a los
cristianos de Tierra Santa, sobre todo de los territorios palestinos, que se
dedican principalmente –y profesionalmente- a las peregrinaciones y que, al
suprimirse por completo, lo han pasado realmente mal.
«Están pasando muchas dificultades. A la desgracia sanitaria, por las muertes y los contagios, hay que sumar la desgracia económica, porque el respaldo que tenían con las peregrinaciones pues ya no lo tienen», asegura Luis Quintana, vicecomisario de Tierra Santa de la provincia de la Inmaculada Concepción. «En Israel, el Gobierno se preocupa más por la gente, está más encima y hay más servicio sociales. En cambio, en Palestina no. Se acuerdan menos de la gente, y de los cristianos en particular. Por ejemplo, los talleres de recuerdos de Belén no han parado la producción, pero la mercancía no sale», añade.
La mercancía no sale, o por lo menos no lo hace a gran escala, porque sin embargo algunos pocos artículos han logrado recalar en diversos países, entre los que se incluye España. La Comisaría de Tierra Santa en España ha logrado traer diversos recuerdos de los cristianos que todavía viven en la tierra que pisó Cristo para que puedan llegar a la casa de los cristianos españoles, y que así estos puedan crecer en amor hacia Tierra Santa. «Hemos traído algunas cajas con la idea de que la gente interesada pueda llevarse algún recuerdo de Tierra Santa y para dar la posibilidad también de que los fieles puedan hacer un donativo para sus hermanos en la fe de Oriente Medio», explica Quintana.
La variedad de los artículos es grande, aunque la cantidad pequeña. «Hemos traído sobre todo agua del Jordán, porque hay mucha gente que quiere bautizar a sus hijos ahora en mayo y junio. Es una de las cosas más demandadas. También tenemos rosarios, cruces…. y luego recuerdos vinculadas a la Navidad. Todavía queda mucho, pero para una familia cristiana es muy bonito tener un belén traído de Belén», concluye el franciscano.
José Calderero de Aldecoa
Fuente: Alfa y Omega
