El Cardenal Osoro destacó que San Isidro dejó marcadas en Madrid 3 huellas: “La oración, su cercanía a todas las gentes sin distinción y su amor por la justicia y la misericordia”
El 15 de mayo la Iglesia celebra la festividad de San Isidro
Labrador, patrón de Madrid (España). La Archidiócesis ha preparado un gran
programa de cultos que se realizarán “respetando los límites de aforo y las
normas establecidas por las autoridades sanitarias por la pandemia”. El
Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid explicó en su carta semanal que “San
Isidro no fue un superhombre”, sino “un amigo entrañable del Señor en la vida
diaria de familia y trabajo”.
“Abrió las puertas de su vida y de su familia de par en par a
Jesucristo; no tuvo miedo y quiso mostrárselo a quienes se acercaban a él. Lo
hacía con la fuerza que le venía de Dios. Su testimonio de fe, de amor y de
valor apostólico estuvo acompañado además de una gran humanidad”,
precisó.
El Cardenal Osoro destacó que San Isidro dejó marcadas en Madrid 3
huellas: “La oración, su cercanía a todas las gentes sin distinción y su amor
por la justicia y la misericordia”.
Además explicó que “en nuestro patrón podemos ver con claridad lo
que a veces no vemos. Creemos en muchas ocasiones que los santos son
superhombres, que nacieron perfectos. Pero mirémoslos en su verdad: son hombres
como nosotros. La única diferencia es que supieron acoger el amor de Dios y
dedicaron su vida a entregar ese amor a los demás”.
Por eso recordó que “ser santo no es un privilegio de unos pocos,
tú también puedes serlo” y explicó que ser santo es asumir tener el rostro de
Jesucristo que “vive no para sí mismo sino para los demás, sean quienes
sean”.
El Cardenal Osoro animó a preguntarse el significado de “estar
bautizado” y a pensar que “una sociedad cambia con hombres y mujeres que hacen
presente a Dios” y recordó que el mensaje de San Isidro es fiarse del Señor
porque “Él nunca defrauda, no decepciona, es un buen amigo y consejero, quita
el miedo a ir a contracorriente. Siente la urgencia de ser signo visible del
amor mismo de Dios, como esposo o esposa, como hijo, como padre, como amigo,
como trabajador, y siempre en comunión con Él y al servicio de los hermanos”.
El Arzobispo de Madrid también subrayó que hay numerosos
testimonios históricos de la vida de San Isidro en el que destacan su oración y
cómo “para san Isidro, comunicarse con Dios, escucharlo, era imprescindible;
tenía tiempos y momentos precisos y señalados para orar” y “se sentía impulsado
a vivir en la cercanía a las gentes de su tiempo y del lugar”, “con un amor
singular por la justicia y la misericordia”.
También precisó que la principal herencia que dejó este santo
madrileño fue la de “la familia cristiana vivida como lo que es, una iglesia
doméstica en la que crece el amor de Dios”.
“San Isidro es un santo que el pueblo hizo grande. Sobre todo, lo
admiraban por ser un hombre como los demás, pero que hizo de su familia y de su
trabajo un testimonio elocuente de una fe vivida en lo cotidiano y escondido.
Vieron en él y en toda su familia una acogida de la gracia que se nos da en
Jesucristo, esa que cambia el corazón, que nos hace sentir que Dios es bueno,
que nos ama y nos hace sus amigos, que nos elige para formar parte de su pueblo
y dar testimonio vivo de Él”, subrayó el Cardenal Osoro.
Puede leer la carta íntegra AQUÍ.
Por Blanca Ruíz
Fuente: ACI Prensa