Una investigación encargada por Martínez Camino, revela los primeros resultados del estudio antropológico-forense sobre el cuerpo incorrupto del santo
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San Isidro Labrador. Dominio público |
En
el curso de verano de La Granda, dirigido por el obispo auxiliar de Madrid,
monseñor Juan Antonio Martínez Camino, la
doctora Ana Patricia Moya Rueda, de la Escuela
de Medicina Legal y Forense, de la Facultad de Medicina de la Universidad
Complutense, presentó hace unas semanas los primeros resultados provisionales
del estudio antropológico-forense sobre el cuerpo incorrupto de san Isidro.
Estudio que se ha realizado en estos meses pasados.
Investigación encargada por Martínez
Camino
La
investigación fue encargada por la Delegación de la Causas de los
santos, de la archidiócesis de Madrid, cuyo responsable es el
obispo auxiliar, Martínez Camino, quien ha puesto un especial empeño en la
investigación, el estudio histórico y el análisis científico del cuerpo del
santo.
La
doctora explicó el proceso de investigación de los restos durante tres
aperturas previas a la de la reciente exposición pública, una de ellas con la
salida de los restos hacia un centro de investigación hospitalaria para
analizar con cuidado y respeto la santa reliquia.
Conclusiones provisionales
Ana
Patricia Moya Rueda ofreció las siguientes conclusiones provisionales.
Referida a “los hallazgos: de posición y la moneda, apuntan a un enterramiento
cristiano, en la zona en la que está enterrado y en el tiempo en el que se
supone podrían concordar que se trata de san Isidro. Es el cuerpo de un varón,
tiene escaso signos degenerativos, solamente se han encontrado enfermedades en
dientes y huesos maxilares”.
Añadió
además que “hay que acabar la interpretación de algunos análisis más que se han
hecho, la
reconstrucción facial que está en marcha, con la imagen en
tres dimensiones con los tejidos”.
Lo
que sí ha salido de la investigación es que “durante el análisis a través del
scanner, se detectó que había escasos signos degenerativos en el esqueleto,
aunque faltaban algunas vértebras. La estimación de la edad, según el método
utilizado, dado que en la cuarta costilla no se observa calcificación, en la
sínfisis púbica, nos dice que es una persona bastante joven, barajando un
intervalo entre 21 y 46 años. No llega a los cincuenta años”.
Enterramiento cristiano y no árabe
Otros
datos provisionales que se deducen del estudio son los referidos a que se
trataba de un enterramiento en posición horizontal cristiano en un contexto en
el que convivían los árabes con los cristianos; las manos estaban sobre el
abdomen, con una moneda en la boca, enterramiento cristiano, no árabe;
por las suturas craneales no tiene el aspecto de las personas ancianas; faltan
las vértebras entre el cuello y el tórax; la columna lumbar no está
colapsada, se mantiene los espacios en las vértebras, otro indicio de que no
era una persona que hubiera tenido degeneración o deshidratación; la columna
cervical está colapsada posiblemente post mortem; las enfermedades
dentales fueron las únicas que se pudieron detectar. Tenía infecciones activas
en varios sitios de la boca, que pueden poner, aún en la actualidad, en riesgo
la vida de las personas.
Tal y como explicó en una documentada conferencia, dentro del mismo curso celebrado en La Granda, el sacerdote, canónigo y exVicario para la Vida Consagrada de la archidiócesis de Madrid, Joaquín Martín Abad, “hay consenso generalizado de que el año del nacimiento de San Isidro fue cerca del 1082. Pero hay disenso, incluso hasta ahora mismo, sobre el año de su muerte.
Sabido es que la Bula de canonización de san Isidro firmada por el papa
Benedicto XIII el 4 de junio de 1724, nada menos que un siglo y dos años
después de la canonización, establece el año de la muerte del santo así: “Y con
estos y otros muchísimos prodigios, célebre e ilustre por toda España, falleció
piamente cerca del año de Cristo Nuestro Señor de mil ciento treinta, después
de haber hecho una verdadera y humilde confesión, y haber exhortado con
fervorosa eficacia a los suyos a la piedad y caridad, y recibido con suma
veneración el Sacro Santo Sacramento de la Eucaristía.”
Año de la muerte
Según
sigue afirmando Martín Abad en su conferencia, “ya se sabía entonces, y bien,
que autores anteriores a la publicación de esta Bula habían fijado el año de la
muerte del santo en el año 1172; y sin embargo la Bula con la firma del
papa no copió este año, sino que incluso lo desautorizó señalando, en cambio,
“cerca del año... de 1130”.
El
reciente estudio daría la razón a la Bula del papa Benedicto XIII, fechada el 4
de junio de 1724, a la hora de afirmar que san Isidro Labrador murió “cerca del
año… de 1130” con 46 ó 48 años, tal y como confirma la investigación científica
en curso.
Joaquín
Martín Abad, además de ofrecer uno de los estudios cronológicos más detallados
de la vida del santo, analizó en su intervención la causa del retraso entre la
canonización y la promulgación de la Bula pontificia, entre otros temas de
intereses para la hagiografía.
La
grabación de las conferencias de este curso se pueden consultar en la página web de La
Granda.
Fuente: ReligiónConfidencial