Con el filtro adecuado
Desde mi sitio
del coro veo el purificador de aire que hemos tenido que poner por la pandemia.
Leyendo las instrucciones, dice que ayuda a deshacerse de los posibles
elementos contaminantes que existen en el aire, atrapa partículas nocivas y
crea una atmósfera saludable.
La verdad es
que se nota mucho desde que está, no sé en lo que a los virus respecta porque
no se ven, pero sí que se respira diferente. Dicen que no cualquiera vale, que
tiene que tener un filtro HEPA, ¡que se queda con todo!
Y esto nos ha
pasado estos días: todos somos como ese purificador de aire; nos entran
partículas de dificultades, ácaros de encontronazos, contaminación que nos
hiere a lo largo de la vida... Somos humanos y a todos nos llega esto por
igual.
¿Dónde está la
diferencia? Está en el filtro que te pones. Es verdad que las circunstancias no
cambian, pues las partículas que te acompañan son las mismas. Pero, si pones
filtros que no retienen o transforman todo esto, saldrá en forma de tristeza,
resentimiento...
Cristo es el
filtro que retiene todo aquello que te hace sufrir; ha muerto por ello y te lo
devuelve resucitado; hace que dentro de ti, aun siendo las mismas
circunstancias, tengas paz, confíes y vivas en acción de Gracias porque Le ves
actuar en medio de la adversidad. Un filtro que te cambia la mirada.
Hoy el reto del
amor es que pongas el filtro adecuado antes de actuar. Deja que sea Cristo el que
te dé el oxígeno que necesitas para esa situación que estás viviendo. Deja que
entre en ella y, antes de ir a visitar a esa persona enferma, de afrontar esa
conversación o situación... deja que Cristo purifique tu dolor y lo transforme
en esperanza. ¡Cristo ha resucitado!, que su resurrección inunde todas tus
circunstancias.
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
