REACCIONES A LA LEGALIZACIÓN DE LA EUTANASIA EN ESPAÑA: «ES UNA IMPOSICIÓN IDEOLÓGICA REGRESIVA»

Tras la aprobación definitiva este jueves de la Ley española de la Eutanasia que empezará a aplicarse en enfermos en tres meses han comenzado a llegar las primeras reacciones ante una noticia cuyas consecuencias serán terribles para todo el país

Manifestación este  jueves a las puertas del Congreso
contra la ley de la eutanasia
La Conferencia Episcopal ha reaccionado inmediatamente en boca de su secretario general, monseñor Luis Argüello, que ha asegurado que “desgraciadamente se ha buscado la solución de evitar el sufrimiento provocando la muerte de quien sufre”.

De este modo, el también obispo auxiliar de Valladolid ha considerado “dramático que en España haya 60.000 personas cada año que mueren con sufrimiento, pudiéndose remediar con una política adecuada de cuidados paliativos”.

“Pensamos que este es un momento en favor de promover una cultura de la vida y de dar pasos concretos promoviendo un testamento vital o de declaraciones anticipadas que haga posible que los ciudadanos españoles manifiesten de una manera clara y determinada su deseo de recibir cuidados paliativos”, agregó.

Por último, ha agregado que también es momento de “promover la objeción de conciencia y para promover todo aquello que tenga que ver con esta cultura de la vida que quiere tener una línea roja diciendo con fuerza: ‘no matarás, no provocarás de manera decidida la muerte para aliviar el sufrimiento, sino al contrario, cuidarás, practicarás la ternura, la cercanía, la misericordia, el ánimo, la esperanza para aquellas personas que se encuentran en el tramo final de su existencia, quizás en momentos de sufrimiento que necesitan consuelo, cuidado y esperanza’”.

Una ley "injusta y contraria al bien común"

Desde el punto de vista bioético, la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI) ha rechazado también la aprobación de esta ley de la eutanasia en cuanto que “es injusta y contraria al bien común de la sociedad española”.

En su opinión, es “una imposición ideológica regresiva, que vulnera los derechos de los ciudadanos, de las profesiones sanitarias y desprotege a los más débiles. Junto a esto, la propia ley presenta una pobre calidad tecno- jurídica que va a permitir con gran facilidad un uso fraudulento de ella. Esto último se agrava por una implantación rápida e incontrolada”.

Por ello llaman a utilizar los medios de un sistema democrático para conseguir una pronta derogación, pero también la “no colaboración en su aplicación por parte de los profesionales sanitarios”. De igual modo, plantean la posibilidad de un recurso de inconstitucionalidad y la exigencia a los gobernantes de aplicar un sistema eficaz de cuidados paliativos.

“Reiteramos que la protección legal de la vida humana tiene que ser incondicional y abarcar el entero ciclo vital. Generar excepciones supone condicionar su respeto a la valoración de otras personas. Además, nunca puede ser un deber de un profesional sanitario provocar la muerte o ayudar al suicidio de una persona tal como indica la ley, porque no son actos relacionados con la salud de los pacientes. Son, por el contrario, acciones opuestas a la deontología de esos profesionales y, en consecuencia, no se les puede exigir realizarlas”, recuerdan desde AEBI.

Con respecto a la objeción de conciencia, desde esta asociación señalan que en algún caso “deben ser los profesionales que estén conformes con las prácticas eutanásicas quienes, en su caso, tendrán que indicarlo para generar un registro de sanitarios dispuestos a realizar tal prestación”.

Y es que en su opinión, “un registro de objetores a estas prácticas eutanásicas ni es necesario para garantizar la “prestación reconocida” en la ley, ni es un presupuesto para el ejercicio del derecho de objeción por parte de los profesionales. Manifestamos también que no ha lugar a diferenciar tipos de objeción respecto a la ayuda para la muerte en cuanto, tanto su prescripción como su realización, son una participación directa en ella”.

Fuente: ReL