Amor hasta el extremo
Estos días
atrás estaba tratando de orar intercediendo por una persona muy especial para
mí. Aquella situación me sorprendió muchísimo a mí misma, pues no necesitaba
tratar de recordarlo, me venía solo y continuamente se lo presentaba al Señor.
¡Qué fácil es orar intercediendo por una persona a la que se quiere mucho!
Y es que el
Amor transforma las cosas. Sí, porque me daba cuenta de que mantener aquella
intención en mi corazón, me hacía relativizar muchísimo otras cosas que quizá
en otro momento me hubieran incomodado, o incluso hecho enfadar.
¡Cómo me
gustaría poder amar así a todo el mundo! Porque solo el amor activa con facilidad
la entrega, porque la entrega de corazón brota del Amor. Es como unos padres
que, desde que su hijo nace hasta que crece, son capaces de todo sin mirar sus
propios intereses, sino que su vida se vuelve una entrega de Amor.
Pero en
seguida, aquel deseo de amar siempre así, condujo mi mirada hacia la Cruz de
Cristo. Él sí que es el único capaz de Amar así a todo el mundo. Él es el
verdadero intercesor, Él es nuestro Salvador, que, sin mirar nunca su propio
interés, llevó su vida hasta la entrega máxima, hasta morir en una Cruz por
nosotros.
Y ha sido Él
mismo quien nos ha invitado a cada uno a seguirle. A nosotros no nos saldrá
amar siempre así, pero vamos de la mano de quien sí Ama de forma total a cada
uno. Él es la fuente de donde mana todo lo que necesitamos para vivir una
entrega de amor.
Hoy el reto del
amor es coger un crucifijo en tu mano y guardarlo en tu bolsillo, en la cartera
o en un lugar donde puedas sacarlo de vez en cuando. Agárralo con fuerza,
míralo y experimenta en tu corazón cómo Él te ha amado a ti. Deja que te
infunda ese Amor en tu corazón y después continua tu día apostando por amar
así, hasta el extremo.
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
