El Viernes Santo, como es tradición, se realizará la colecta por Tierra Santa en todas las iglesias del mundo
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Cristiano reza ante las puertas del Santo Sepulcro, en Tierra Santa |
El Cardenal
Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales,
escribe una carta recordando la importancia de ser solidarios y a no apartar la
mirada de nuestros hermanos necesitados.
Desde que
comenzó la pandemia por coronavirus hace ya más de un año, ha sido un año de
prueba para todos; también para los cristianos de la Ciudad Santa de Jerusalén,
para la Tierra Santa y para la pequeña comunidad cristiana que vive en Medio
Oriente. “En 2020 los cristianos de aquellas tierras han sufrido un aislamiento
que les ha hecho sentirse aún más distantes, alejados del contacto vital con
los hermanos provenientes de los diversos países del mundo” ha asegurado el
Cardenal Leonardo Sandri en una Carta con motivo de la Colecta de Tierra Santa
2021. Además – se lee en la carta – “han sufrido la pérdida del trabajo, debido
a la ausencia de peregrinos, y la consecuente dificultad para vivir con
dignidad y para proveer a sus propias familias y a sus propios hijos”.
La pandemia,
junto a las guerras que sufren muchos países en el mundo actualmente, ha
provocado un escenario dramático que ha impedido que se realizara el año pasado
la Colecta de Tierra Santa con normalidad: “En muchos Países el persistir de
las guerras y de las sanciones ha agravado los mismos efectos de la pandemia.
Y, además, ha faltado también parte de la ayuda económica que la Colecta para
la Tierra Santa garantizaba cada año, y ello por causa de las dificultades en
muchos Países para poder realizarla en 2020” escribe Sandri.
No apartar la
mirada del hermano necesitado
Tras estos
antecedentes, el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales
expresa su deseo de que “la Colecta para la Tierra Santa 2021 sea, para todos,
la ocasión propicia para no apartar la mirada, para no pasar de largo, para no
desinteresarnos de las situaciones de necesidad y de dificultad de nuestros
hermanos y de nuestras hermanas que viven en los Lugares Santos”, pues, tal y
como explica Sandri: “si viniese a faltar este pequeño gesto de solidaridad y
de saber compartir sería todavía más difícil, para tantos cristianos de
aquellas tierras, resistir a la tentación de dejar el propio País; sería
fatigoso sostener a las parroquias en su misión pastoral y continuar la obra
educativa a través de las escuelas cristianas y del empeño social a favor de
los pobres y de los afligidos”.
La figura del
Buen Samaritano como modelo de caridad activa
En este
sentido, Sandri recuerda que el Papa Francisco ha ofrecido a todos los
cristianos la figura del “Buen Samaritano” como modelo de caridad activa, de un
amor con iniciativa y solidario. “También nos ha estimulado a reflexionar sobre
las diversas actitudes de los personajes de esa parábola, para superar la
indiferencia de quien ve al hermano o a la hermana y pasa de largo: “¿Con quién
te identificas? Esta pregunta es cruda, directa y determinante. ¿A cuál de
ellos te pareces? Nos hace falta reconocer la tentación que nos circunda de
desentendernos de los demás; especialmente de los más débiles”. Después, el
cardenal afirma que aunque “hemos crecido en muchos aspectos, somos analfabetos
en acompañar, cuidar y sostener a los más frágiles y débiles de nuestras
sociedades desarrolladas”. De hecho – dice – “nos acostumbramos a mirar para el
costado, a pasar de lado, a ignorar las situaciones hasta que estas nos golpean
directamente”.
El cardenal
después recuerda que los sufrimientos de los numerosos desalojados y
refugiados, que se han visto obligados a dejar sus casas a causa de la guerra,
“tienen necesidad de una mano tendida y amiga, para versar en sus heridas el
bálsamo de la consolación”. Pero no solo ellos necesitan una mano, también la
necesitan los propios Lugares Santos, “que son – dice – el testimonio concreto
del misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y del ofrecimiento de su vida,
realizado por amor nuestro y por nuestra salvación”.
Cada uno haga
según se ha propuesto en su corazón
En tal difícil
escenario, marcado por la ausencia de peregrinos, Sandri invita – haciendo
suyas las palabras que Apóstol de las gentes dirigía a los corintios, hace
2.000 años – “a una solidaridad que no se basa en razones filantrópicas sino
cristológicas: “Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que,
siendo rico, se hizo pobre por amor nuestro, para que vosotros fueseis ricos
por su pobreza””.
Después de
haber recordado el principio de igualdad, de solidaridad y de intercambio de
los bienes materiales y espirituales, “el Apóstol añade palabras elocuentes –
concluye Sandri – “pues os digo: El que escaso siembra, escaso cosecha; el que
siembra con largueza, con largueza cosechará. Cada uno haga según se ha
propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado, que Dios ama al que da
con alegría”
Ciudad del
Vaticano
Vatican News