En
2018 la entonces primera ministra británica, Theresa May, anunciaba la creación de un Ministerio de la Soledad. “Para demasiadas personas la
soledad es la triste realidad de la vida moderna”, afirmaba. Y daba cifras:
en Reino Unido había entonces más de nueve millones de personas que siempre o
con mucha frecuencia se sentían solas. Pero además, dijo que alrededor de
200.000 personas mayores confesaron no haber tenido una conversación con un
amigo o un pariente en más de un año. Pero no era un problema solo de la
tercera edad sino que también les preocupaba enormemente las cifras sobre la
población joven.
La
situación de Japón era incluso peor. Allí las autoridades se sentían
sobrepasadas por esta “epidemia” de soledad cuando se percataron de que las cárceles se estaban llenando
de ancianos que cometían delitos menores con el objetivo de ingresar en prisión y así tener compañía.
Y en
España, donde la estructura familiar resiste algo mejor, una de cada cinco personas mayores de 65 años declaraba
sentirse sola, es decir, en ese momento 1,8 millones de personas. En
dos o tres décadas puede ser más del doble, porque además habrá más hogares solitarios
debido al menor número de hijos, menor porcentaje de casados y más divorciados.
Un estudio alerta del grave problema de la soledad
Esto
es lo que ocurría antes del coronavirus. Y en plena pandemia los investigadores de Harvard concluyen
que la soledad entre los estadounidenses había aumentado en los últimos años
pero se ha disparado en
los últimos meses.
Según este
estudio y tras entrevistar una muestra de unos 1.000 ciudadanos
han detectado que el 36%
de los estadounidenses está experimentando una “soledad grave” y
algunos grupos como los adultos jóvenes, las madres con niños pequeños y los
ancianos están especialmente aislados.
Los adultos jóvenes serían según la
encuesta el grupo que se percibe como más solitario. Según los
resultados de la investigación, el 61 por ciento de los jóvenes de entre 18 y
25 años informaron sentirse solos "con frecuencia" o "casi todo
el tiempo o todo el tiempo" durante las cuatro semanas anteriores a la
encuesta. El pasado agosto, los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC) informaron que uno de cada cuatro adultos jóvenes en este
rango de edad había
contemplado el suicidio durante el mes de junio.
Para aliviar un problema de salud se agrava otro
Por
su parte, las madres con
niños pequeños fueron otro grupo que experimentó altas tasas de soledad según
el análisis de esta encuesta, donde más de la mitad de las madres informaron
una soledad grave.
Tal y
como recoge Mercatornet, los investigadores citan al psicólogo del
desarrollo, Niobe Way, quien dice: "Estamos en peligro de aliviar un problema de salud
pública, la transmisión de una enfermedad, al tiempo que agravamos otro".
Sin
embargo, lo que está ocurriendo ahora es una consecuencia, aunque agravada, de algo que ya se
venía produciendo pero que se ha puesto de manifiesto ahora de manera
más clara.
Investigaciones
más recientes mostraron que la soledad empeoraba antes de la pandemia. En 2018,
una encuesta conjunta de Kaiser Family Foundation y The Economist descubrió que
uno de cada cinco estadounidenses "a menudo" o "casi
siempre" se sentía solo o socialmente aislado, y los resultados de un
informe de Cigna a gran escala publicado en enero de 2020 encontraron que tres de cada cinco
estadounidenses informaron sentirse solos.
La
paulatina destrucción de la institución familiar y de la sociedad civil ha ido propiciando un individualismo que
ha sido el caldo de cultivo de una soledad que ahora experimenta cotas
máximas.
El drama del suicidio
Otra
consecuencia de esa soledad creciente durante la pandemia es el aumento de las depresiones y el
deterioro de la salud mental de muchas personas. Las tasas de suicidio y depresión de los jóvenes han
crecido y las muertes por sobredosis de drogas han aumentado.
El New York Times alertaba como por
ejemplo en el condado de Clark (Nevada) 18 escolares se habían suicidado durante el tiempo que las
clases no fueron presenciales o estaban suspendidas. Uno de ellos tenía tan
sólo 9 años. Esta cifra era el doble que en todo el año anterior. En el estado
de Arizona se han multiplicado un 67% los suicidios de niños entre 12 y 17 años
durante la pandemia.
En
Japón, en octubre de 2020
se produjeron un 70% más de suicidios que en el mismo mes de 2019, mientras
que en todo el pasado año el suicidio de mujeres en el país asiático ha
aumentado un 15%.
En
España, donde no se ofrecen datos tan actualizados, el psiquiatra de hospital
Clínico de Salamanca, Ángel Luis Montejo, explicaba a la prensa que “estamos teniendo más suicidios
que nunca”. “La situación es bastante mala”, añadía.
Los
investigadores de Harvard alertan de esta “era del hiperindividualismo” que va más allá de la
crisis del coronavirus. El reto está ahora en hacerla frente de manera eficaz y
reconocer los motivos que la han provocado.
Además
señalan que la epidemia de soledad es el resultado de la desconexión de la
comunidad. Pero fomentar de nuevo esta conexión comunitaria es un objetivo que
se puede lograr mejor a través de una sociedad civil sólida mediante instituciones no dependiente
del Estado como la familia, la iglesia, ligas deportivas o sociedades de
asistencia… que se han sido trágicamente erosionado al mismo tiempo
que el Estado ha crecido y asumido roles que antes estaban reservados para
familias y comunidades.
Javier Lozano
Fuente:
ReL