Libby Osgood, ingeniera aeroespacial de la NASA. Dominio público |
Son muchos los
científicos y las científicas que han creído en Dios y así lo han manifestado
públicamente. Algo que a Libby Osgood le costó mucho tiempo hacer.
Libby es ahora una
mujer con las ideas muy claras, pero hace unos años, sufrió la incertidumbre de
expresar a los demás sus profundas creencias religiosas.
Libby es una mujer
de origen canadiense que había enfocado su vida al mundo de la ciencia. Con tal
solo veintitrés años se encontraba trabajando como ingeniera de sistemas en la
NASA. Y por delante tenía una brillante y prometedora carrera en el mundo de la
ingeniería aeroespacial.
A pesar de la imagen que pudiera dar
externamente, en el interior de Libby empezaron a surgir dudas que la llevaron
a hacerse un sinfín de preguntas. Su trabajo no le llenaba al cien por cien y
decidió tomarse un tiempo para ella. Se marchó a Kenya donde colaboró con una
organización de ayuda a la infancia.
Como ella misma
relató al America
Jesuit Review, “en Kenia vi en sus gentes lo que significaba
irradiar amor de Dios”. De regreso a casa, dejó su trabajo y se marchó a
Charlottetown, en Canadá, para trabajar como profesora de ingeniería en la
Universidad de la Isla del Príncipe Eduardo. Durante seis años, compaginó la
enseñanza con sus propios estudios de doctorado.
Poco a poco, Libby se fue introduciendo en la comunidad católica de Charlottetown, un grupo de personas con las que compartía la misa, celebraciones y conversaciones sobre teología.
Libertad de creer
En 2015 conoció a una religiosa de la congregación de Notre-Dame, que le explicó su labor evangelizadora dirigida sobre todo a chicas, a las que empoderaban y liberaban el espíritu. Una labor que impresionó mucho a Libby y empezó a abrirle el corazón hacia el que terminaría siendo su destino.
Lo más liberador de todo fue que con aquellas personas que vivían abiertamente su fe aprendió a destapar sus propias creencias. Durante mucho tiempo había creído que las personas dedicadas a la ciencia era mayoritariamente ateas y siempre había mantenido sus ideas lejos de los demás. Ahora empezaba a sentirse liberada y aliviada.