José: confianza o evidencia
Este año el Papa Francisco nos ha
regalado un año dedicado a San José. La verdad es que nunca había profundizado
demasiado en él, pero, este año, es parada fija.
Orando me daba cuenta de que José
fue el que estuvo junto con María en los primeros años de Jesús. Le enseñaría a
andar, a comer, a leer, a trabajar... a todo. Le llevaba a la sinagoga y al
Templo para orar.
En la oración, le pedía a Jesús
que me mostrase cinco facetas de José en relación a Dios, de cómo él vivía su
Fe.
Te preguntarás: ¿por qué cinco? Es
muy sencillo; porque quiero que, cuando rece el rosario, poder unir a María con
José en cada misterio. Así, en cada misterio, pedir a José que interceda ante
Jesús por algo concreto.
Te comparto hoy una de ellas, la
que más me llama la atención: es la confianza que tenía en Dios.
A mí me pasa que muchas veces
quiero confiar, pero primero quiero tener claro qué es lo que Dios quiere de
mí, o qué va a ocurrir. En realidad, quiero controlar lo que va a pasar. Esto
no es confianza, esto se llama evidencia. Cuando algo lo tengo seguro, sé lo
que va a pasar, no necesito confiar.
La confianza es el acto de fe y
amor que más cuesta. Porque, cuando confías, no controlas nada, otro controla
por ti.
De esto José sabe mucho. A José,
Dios no le explicó todo lo que sucedería, ni mucho menos. José lo que hizo fue
confiar, y esa confianza le llevó a entender la voluntad de Dios. Su confianza
se sostenía en la certeza de que Dios le amaba. Es verdad que seguramente le
desbordaba, pero vivía día a día, y así, diciendo sí en cada momento, pudo
llevar a cabo la voluntad de Dios.
Me impresiona la confianza de
José: no le pide cuentas a Dios, ni le exige nada, solo confía y camina. Para
él, el caminar no era evidencia porque, todo lo que le va sucediendo, en
principio, no tiene lógica, pero después ve que todo está bien. Esto es lo que
le da la fuerza para cada vez confiar más.
Hoy el reto del amor es, en el
primer misterio del rosario, pedirle a San José que interceda, junto con María,
ante su Hijo, y le pida esta confianza que él vivió. Que en medio de esta
situación nada nos lleve a desesperar sino a mantenernos en la confianza de que
el Señor está con nosotros y que cada día nos mostrará el camino a seguir.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma