Ana María al entrar en las Concepcionistas de Hinojosa |
Cada mes Ana María acudía con otros jóvenes a rezar con estas religiosas en su iniciativa "Adoremus". Pero algo pasó en 2019 que despertó más su hambre de Dios, como explica en la web de la diócesis de Córdoba.
Él dio la vida por nosotros, ¿no podemos nosotros ahora
“jugarnos un fracaso” por Él? Hablo de fracaso, por el hecho de dejar TODO (familia, amigos,
mi clínica de fisioterapia, mi moto…), y que luego, pueda no ser el camino,
pero es mucho más tormento para uno vivir toda la vida con la incertidumbre de
si Dios te llamaba a para Él o no", plantea.
Antes de ese
retiro, explica, realizó unos ejercicios llamados Coraje. "También estuve
en la Noche Blanca y en ambos lugares, sentí la presencia del Dios Vivo. Una frase desde entonces me
perseguía: 'Dios te
quitará cosas que nunca pensaste perder, para darte cosas que jamás imaginaste
tener'. Ya ha comenzado…"
Su
familia es cristiana y ha acogido su decisión de entrar en clausura "como
voluntad de Dios, con alegría y gozo, dentro del dolor que supone nuestra
separación. Me he sentido muy arropada por toda la familia", explica.
Perseverancia con la gracia de Dios
Ana
María explica que reza pidiendo perseverancia. "Perseverar viene de
permanecer, pero permanecer es algo que no se mueve, algo estático, en cambio
perseverar es permanecer por voluntad propia en alguna situación y aunque
vengan tribulaciones, con la gracia de Dios, uno permanece".
La Madre Nieves,
superiora de la comunidad, explica que "hay un pequeño rito, que así lo
expresa en la iniciación, en la entrada, después de que Ana María fuera
abrazada por cada una de las hermanas, fue acompañada por toda la comunidad hacia la imagen de la
Virgen de la Acogida, hacia Ella se le señaló como Madre y Maestra y sobre
Ella se inclinó, sobre sus rodillas, queriendo así aprenderlo todo de Ella.
Nosotras no tenemos ninguna duda de que, a través de la Madre, el Espíritu
guiará sus pasos".
"Nuestra vida sin Fe no se
entiende", señala la superiora. "No se entiende una vida
quebrada a los pies del Señor si no se parte de la experiencia del amor de
Cristo, que antes se ha entregado hasta la muerte por nosotros. La vida contemplativa es expresión
de este amor entregado".
La
Madre Nieves explica que "lo más bello de la consagración es ser de
Cristo. En referencia a lo que esperamos de Ana María, en realidad es de Dios de quién esperamos
todo, esperamos del Espíritu del Señor, de su gracia, de su poder. Sabemos
que Dios, que ha comenzado esta obra bellísima, la llevará a su término. De Ana
María si esperamos algo es que se abra a esta gracia, disponible siempre al don
de Dios, como la Virgen".
(Fotos del reportaje de Jesús
Enrique Aranda)