Esta Navidad marcada por la Covid-19 no podremos besar al Niño Jesús en las iglesias. Busca uno y no te quedes sin darle un beso
Dudé que contestar, porque en ese
instante recordé algo que me había dicho Blanca, mi querida editora de Aleteia:
“Estas Navidades no podremos besar al Niño Jesús en las iglesias”. Y eso es lo
que de verdad vamos a echar de menos en casa, mucho más de lo que supone no ver
una cabalgata en movimiento.
Un Niño Jesús para ti
Si a ti te va a pasar lo mismo,
si vas a echar de menos besar al Niño Dios en Nochebuena y en Navidad en tu
parroquia, estás a tiempo de hacerte con un Niño Jesús para tu casa. Un Niño
que podrás besar, abrazar y acurrucar las veces que quieras.
Tu casa se convertirá en la suya.
Dándole ese cobijo que no consiguió San José en Belén. Tu hogar será más
parecido al de Nazaret, ese que muchos queremos imitar aunque no sea la portada
de las revistas de decoración.
Toca las manos del Niño Dios
Si no has salido disparado en
busca de pequeña figura para descanse en tu casa esta Navidad, déjame que te
hable del padre Juan Rizzo, un sacerdote italiano que vivió en Barranquilla,
Colombia. Colaboraba con su familia salesiana en la construcción del templo de
San Roque, en una zona muy pobre.
Su superior le mandó ir de puerta
en puerta y pedir donativos para la construcción del templo. El primer día
volvió cabizbajo pues tuvo que confesar al padre Briata que no había conseguido
nada. Se moría de vergüenza.
Sin embargo, su superior le
indicó que ”mientras más nos cuesta lo que hoy hacemos por Dios, mayor será la
paga en el cielo. Ánimo pues y a pedir”.
Al día siguiente el padre Juan
quiso imitar a Don Bosco y no se fue de casa sin hacer la visita a Jesús Sacramentado.
Se arrodilló cerca de la imagen de María Auxiliadora y fijó los ojos en el Niño
Jesús que estaba «en el colo» de la Virgen. Así se dice en mi tierra cuando se
lleva a un niño en brazos.
El Niño Jesús tenía los brazos
extendidos y sintió que le decía llévame contigo en tu viaje, llévame
con tus problemas. En ese instante sintió un valor enorme y esa mañana fue
económicamente muy generosa.
Desde ese día el padre Juan solía
repetir: «Las manos del divino Divino Niño son unos explosivos de milagros,
basta tocarlas con la oración y la fe y se vuelven sobre nosotros sus
prodigios».
Nada te será negado
¿Quieres más motivos?
«Lo que quieras pedir pídemelo
por los méritos de mi infancia y nada te será negado si te conviene
conseguirlo»
Estas palabras fue el mismo Jesús
el que nos las dejó a través de la venerable Margarita del Santísimo
Sacramento.
Son muchos los santos que tienen
gran devoción al Divino Niño: Santa Teresa de Lisieux, San Juan de la Cruz, San
Josemaría… Siempre me ha parecido absolutamente entrañable imaginármelo a San
Josemaría jugando, besando, acariciando la imagen del Niño Jesús de los ojos
medio cerrados. Le llamaba «el Gran Ladrón» porque le había robado el corazón.
Su mirada
El último argumento que te dejo
viene de las palabras del papa Francisco en las Navidades del 2015:
“El Niño Jesús quiere estar en
nuestros brazos, desea ser atendido y poder fijar la mirada en la nuestra (…)
Su sonrisa es el símbolo del amor que nos da la certeza de sentirnos amados”.
Difundir esta devoción al Niño
Divino se convirtió en algo muy natural en casa. Cuando mis hijos mayores eran
pequeños invitaban a besar al Bebé de María:al fontanero, a la costurera , al
repartidor del super y a todo vecino que llamase a la puerta. He de decir, que
necesitamos la intervención de mi amiga Kika ( restauradora) porque el
entusiasmo de la difusión …pasó factura. Pero sé, que a pesar de las caídas que
le provocaron (fueron más de tres), ese Bebé agradecido por tanto cariño los
acompañará siempre y los recogerá de sus caídas como antes hicieron ellos.
¿Te vas a quedar estas
Navidades sin darle un beso al Niño Divino?
Mar Dorrio
Fuente: Aleteia