Dibuja una lámpara. Esto se me
pedía en un ejercicio de dibujo. “¡Pero si yo quiero dibujar otro tipo de
cosas!”, pensé. Pero me fié de lo que me pedían y fui en busca de una lámpara
por el monasterio.
Me gustó la del refectorio, saqué
una foto y me puse a dibujarla... Una línea por aquí, otra por allá, los
dibujos que hacía, las terminaciones, los bucles de hierro forjado... ¡Todos los
días paso por debajo de ella pero nunca me había admirado! Poco a poco, a
medida que avanzaba el dibujo, dejó de ser una lámpara y pasó a ser una obra de
arte.
Pensaba en el herrero que la
habría hecho, ¡cuántos detalles! ¡Qué artista! Me perdía dibujándola. Luego fui
a la oración, y pude darme cuenta de que la lámpara del Sagrario estaba hecha
con los mismos acabados, por el mismo herrero que había hecho la otra.
Hoy el reto del amor es que mires
tu lámpara desde el Señor. Y, cuando sientas que caes, mira a Cristo, deja que
te dé la mano y levántate. Él confía en ti, déjate amar por Él y le descubrirás
en “las lámparas” que te rodean, en tantas personas que necesitan que les
descubras Su mirada.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma