Adelantamiento ilegal
Desde hace un tiempo, ¡estoy
aprendiendo a tocar el órgano! ¡Me encanta! Mi problema, según mi profesor, es
que me acelero (para ser monja de clausura, el detalle tiene su gracia, ¿no
crees?). Por más que me insiste en que “la clave para correr es no correr”, ¡no
hay manera!
El otro día me salió en Youtube
un vídeo de una niña que tocaba exactamente la misma partitura que estaba estudiando
yo. Me pareció muy simpática, así que entré a verlo. Lamentable error.
¿Tú sabes lo que se siente al ver
a una chiquitina de 4 años, que casi no alcanza a las teclas, tocando con la
soltura de Mozart la partitura que a mí me estaba costando sudor y sangre?
¡Pero si esa niña no sabrá ni
leer! Y ahí está, dándome mil vueltas y sonriendo alegremente, como si fuese un
juego.
Y, pensándolo bien, esto... ¡es
maravilloso! Jesús no te pide que tengas un montón de títulos, o que sepas
leer, ni siquiera te exige que “des la talla”, ¡basta con que pongas las manos
en el teclado, igual que la niña!
¿Acaso no es un descanso saber
que el Señor no tiene una lista de “requisitos mínimos”? ¡Te quiere como eres!
Cuenta con tener que alzarte un poco más el asiento, enseñarte de una forma u
otra... Lo único que necesita es que tú quieras caminar a Su lado. ¡El resto lo
pone Él! Y, como buen Maestro, su objetivo no es solo enseñar, ¡sino disfrutar!
Hoy el reto del amor es poner las
manos en el teclado, ¡estar dispuesto a tocar! Bueno, no se trata de que te
agencies un piano, sino de que tengas tu corazón dispuesto para interpretar la
música del amor. Tal vez te sientas chiquitín, o te parezca que tus manos no
son lo bastante grandes... ¡pero Cristo cuenta contigo! No necesitas ser
diferente para que Él te ame: tal y como eres, ¡su Amor por ti es infinito e incondicional!
Por pequeño que te sientas, si te pones en Sus manos, ¡Él hará que toques
auténticas sinfonías! Hoy pídele un corazón atento para poder ayudar a tres
personas: ¡empieza la música! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma