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Se le llama discernimiento porque se trata de
«dis-cernir», o sea, «separar entre dos opuestos» y consiste
en aplicarlo a nuestra conducta.
Necesito emplear el discernimiento a diario porque
me orientará hacia la felicidad, y para eso no hace falta esperar a ser
viejita o a que suceda algo grave. La felicidad la buscamos cada día, es parte
de nuestra condición de seres humanos. Y al aplicar el discernimiento podemos
encontrar la línea que mejor nos indica.
Me ayudará a enfocar la jornada, a distinguir lo importante de lo secundario, a
escoger entre lo que me apetece y lo que de verdad es necesario que haga… Y me
vale tanto para el trabajo como para la vida de piedad, las relaciones
familiares o la vida social.
¿Quién o qué me da la verdadera felicidad? Eso es algo
que cada uno debe descubrir. Quien recibe el don de la fe,
cuenta con una ayuda extraordinaria de Dios para construir su
vida de forma que la felicidad del cielo sea lo primero. Quien no cree, anda
buscando recursos que le orienten: si lo hace con rectitud, también podrá
descubrir esa felicidad. Pero si se intenta solo vivir con las apariencias o
aceptar cualquier forma de vida por pereza, vanidad, orgullo, etc… entonces las
consecuencias pueden ser nefastas. Uno se construye el futuro, y se lo
construye para bien o para mal.
Como a veces el bien no está del todo claro, el
discernimiento nos ayuda a salvar los escollos. Pide ayuda al Espíritu
Santo si eres creyente, para que te oriente. Pero ten en cuenta antes
una cosa primordial: siempre serás tú quien decide. Así que no
busques el apoyo del horóscopo, de los posos del té ni de la ouija. El futuro
lo decidimos solo nosotros con nuestra toma de decisiones continuada.
Nuestro futuro no está escrito, sino que lo escribimos
nosotros con nuestra libertad, paso a paso. Ojalá que sea hacia la
felicidad con cada decisión que vamos tomando.
No hay que esperar a tener unos estudios
completados o a tener ya los hijos mayores o a ser anciano para decidir qué
hago con mi vida. Lo mejor es buscar la felicidad (el cielo si eres creyente)
cada día.
¿Cuándo puedo vivir el discernimiento? Hay cosas que
solo necesitan ser pensadas una vez y luego aplicadas cada día: me levantaré al
sonar el despertador a las 7.00 am, por ejemplo. Hay otras, en cambio, que
requieren ser pensadas y activadas cada semana o cada cierto tiempo: quiero
demostrar mi agradecimiento a mis padres y les organizo una cena de
aniversario.
Lo importante es que adopte este hábito como
quien hace ejercicio físico cada día. San Ignacio de Loyola lo
empleó en su peregrinar espiritual y fue el impulsor del discernimiento: desde
el siglo XV lo han empleado miles, millones de personas.
Al ser una herramienta, puedes emplearla cuando
desees: al hacer oración, cada mañana, al acostarte, al llegar a casa después
del trabajo, antes de planificar tu jornada… Y también hay que decir algo: en
el camino cristiano hay otras herramientas, no hay obligación de seguir esta.
Lo que sí vale la pena tener en cuenta es que está comprobado que ha
ayudado a muchas personas.
Dolors Massot
Fuente: Aleteia