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| Ordenación sacerdotal de Guillermo Bueno |
Guillermo
Delgado Bueno nace en Sevilla hace 36 años. Vive en una
familia de profesores, médicos e ingenieros. Y él decide ser las tres cosas:
“Estudié Ingeniería de Telecomunicaciones y mi
primer trabajo fue como profesor en un colegio de Fomento. Después
lo dejé para trabajar como ingeniero e hice un
máster de dirección
de empresas. También tengo una Tesis Doctoral en medicina y he
trabajado en una consultoría”.
“Nunca he tenido un sueño de
niño en plan idílico”, cuenta Guillermo. “Pero de pequeño conforme fui
creciendo tendí a ser ingeniero. En mi familia somos mitad médicos, mitad
profesores y mitad ingenieros. Mi mayor sueño fue ser ingeniero”. Un joven muy
preparado para la sociedad en la que vivimos. Con un perfil como este, poca
gente podría haber predicho lo que iba a elegir para su camino.
Con
13 o 14 años, cuando los niños quieren ser como Cristiano Ronaldo o Messi, a
Guillermo se le ‘mete algo en la cabeza’. Algo a lo que los católicos llamamos
vocación: “Yo en un principio hasta pasado la mayoría de edad, jamás me
había planteado ser sacerdote. Es más, lo rechazaba. Mi
vocación la descubro mucho antes con 13 o 14 años: cuando me planteo la
vocación al Opus Dei como numerario. Era demasiado joven y tuve que esperar
pero la decisión estaba tomada.
Desde
los 14 años fui caminando en esa dirección. Fui numerario del Opus Dei y esa es mi
vocación. Y el Señor dentro de esa vocación, me pidió que fuera
sacerdote para servir al propio Opus Dei. Es una especificación que vi con 26
años o así. Y no es hasta los 29 o 30 años cuando me voy a Roma”.
Y
así fue como un ingeniero, con experiencia en diferentes trabajos y una tesis
doctoral, decide dejarlo todo y ‘tirarse en paracaídas’. “Es maravilloso porque
es abandonarse en Dios. Viendo el ambiente que impera en la sociedad donde es
difícil vivir las virtudes cristianas… es un desafío. No es una locura y al
mismo tiempo sí que lo es. No es una locura porque es algo muy atractivo y Dios
ayuda mucho. Y sí que es una locura porque es ir a
contracorriente. Siempre que se habla de dejar todo al estilo del Evangelio
como los apóstoles, es una locura y algo muy atractivo”.
Guillermo
se ha ordenado sacerdote en septiembre de 2020 y tengo esta conversación con
él, un mes después. Ante la pregunta sobre qué sacerdote quiere ser en el
futuro, la respuesta brota sola: “Tengo un fundador que fue un sacerdote santo.
Es el
camino que nos ha marcado San Josemaría y es un camino de santidad.
Se nota en él, en el beato Álvaro o en la beata Guadalupe. Me gustaría que mi
sacerdocio fuera como el suyo. Un sacerdocio donde a pesar del
cansancio y de las dificultades y a pesar de tantas contradicciones de
gente buena… le decían que estaba loco y después cuánto bien ha hecho a la
Iglesia. Otro ejemplo que me gusta mucho es el del cura de Ars. Un sacerdote que
pasaba muchas horas en el confesionario y siendo una
persona muy normal y sencilla, atraía a la gente”.
“Estamos en un mundo en el que basta desplegar
las velas y el viento te lleva hacia donde sopla. A veces es tanta la velocidad
que no se puede soñar, ni pensar, ni reflexionar”. Por eso Guillermo, un joven
que ha estudiado mucho y que ha dejado mucho atrás, quiere lanzar un mensaje a
los jóvenes: “Yo animaría mucho a los jóvenes a que se animen a descubrir quién
es Jesucristo. Descubrir su vida, y cómo la vida cristiana no es una vida de
intentar no hacer cosas prohibidas o una vida de obligaciones…”
“La vida cristiana es la vida
de una relación con una persona. Y a medida que uno va tratando esa relación y
que esa persona que trata es una persona que responde y que hay una
comunicación, esto crea un diálogo y a sentir a Dios dentro de uno mismo. Esta centralidad es
fundamental. Cuando un joven se da cuenta de esto, empieza a decir: ‘Oye yo soy
cristiano y los demás no lo son. Y me gustaría que los demás lo fueran.’ Cuando
alguien descubre esto… ve la suerte que tiene. Eso es lo que me gustaría
suscitar en los jóvenes, que se den cuenta de la maravilla que es la
vida cristiana”.
Javier González García
Fuente: Aleteia
