
Me impresiona ver en una esquina de la iglesia, día tras
día, nuestra guitarra, en pie sobre su soporte. Está ahí silenciosa y, si habla
algo, es para decir: “¡Aquí estoy para cuando me queráis usar!”…
Su tarea es dejarse rasgar, cuando tenemos el Santísimo
Expuesto en la iglesia y hay que reservarle en el Tabernáculo. Entonces Israel
toma la guitarra y la abraza entre sus brazos y manos, haciendo salir de ella
una melodía bella que alaba al Señor y le da gracias, por tan Excelso Misterio
como es la Eucaristía…
Después, la vuelve a colocar en su soporte, hasta el siguiente jueves, en vísperas, o el primer y tercer viernes de mes. ¡Tan solo eso!...
Otras veces el Señor me tomará en sus manos y hará salir de
mi corazón melodías divinas, de generosidad y amor, de servicio desinteresado,
de entrega a quien esté necesitado, obras que yo misma no me imaginaba pudiera
hacer con “una caja simple de madera” y “unas cuantas cuerdas”, sujetas a la
misma…
Y veía que el fruto de este dejarse hacer es siempre una
alegría interior que sale de todas las fibras de mi ser, y me digo sin
equivocarme: “¡Aquí está Dios!”…
Jesús ha sido, con su vida escondida, treinta y tres años en
Nazaret, el modelo acabado de esta pequeña imagen de “la guitarra silenciosa”…
En sus días monótonos y llenos de la presencia de Dios, preguntaría a su Padre:
“Padre Mío, ¿es ahora cuando he de manifestar tu Reino?”… Y Dios le haría
comprender que aún no había llegado “su hora"… La paciencia en todas los
acontecimientos de la vida, es “cosa de Dios"… Él sabe mejor que yo la
hora y el momento…
Hoy el reto del amor es que te pongas de cara al Señor y le
preguntes, para que Él haga salir de “tu guitarra”, el Amor, y, en el tiempo de
Dios, te indique cuál es la melodía que más le gusta de ti…
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma