Líder de una compañía referente en Argentina, el mismo que no le quería
cobrar el pedido de Jorge Mario Bergoglio, a pesar que éste lo quería pagar
Antoine Mekary | ALETEIA |
Falleció en
Buenos Aires el octogenario fisioterapeuta y zapatero del papa Francisco, quien
le realizó los zapatos a medida desde que Jorge Bergoglio era rector del Colegio
Máximo en San Miguel. Carlos Samaría tenía 89 años, y más allá de la entrañable
relación con el Papa, fue líder de una compañía referente en la Argentina.
El primer
pedido de Bergoglio a Samaría desató una discusión: Samaría no quería
cobrárselo, cómo cobrarle a un sacerdote, y Bergoglio lo quería pagar. La
relación continuó con Bergoglio desempeñándose en el Colegio del Salvador, a
pocas cuadras de la ortopedia, y continuó con la misma fraternidad con el
jesuita designado obispo auxiliar de Buenos Aires, luego arzobispo.
Samaría siempre
recordaba que cuando fue consagrado obispo, en el momento de la postración, se
veían los agujeros que no había llegado a reparar.
Los zapatos que
le hacía a Bergoglio, como se le vio y llamó la atención cuando asumió el
pontificado, eran de “un corte sencillo, sobre becerro negro, capellada
lisa, sin firuletes”, con un realce en uno de sus zapatos debido a un
problema de cadera del Papa. Samaría guardaba en un sobre el dibujo de la planta
del pie del Papa, con el que hacía y reparaba los zapatos. Es que, como
mencionaba en sus entrevistas, Bergoglio prefería que repare los
zapatos gastados antes que adquirir nuevos pares.
De hecho, antes
de su elección Samaría estaba preparando unos zapatos para que el entonces
arzobispo de Buenos Aires enfrente el invierno porteño. Y le habría bromeado
antes del cónclave: “Voy corriendo con los zapatos” (por si se
quedaba en el Vaticano).
Se los envió
con una carta dentro de uno de los zapatos, a la que el Papa respondió con un
llamado telefónico agradeciendo el envío. Y al tiempo pudo visitarlo en la casa
Santa Marta con la familia. Y volvió con más zapatos.
“Samaría, no me
traiga más zapatos porque, ¿cuánto quiere que dure, 20 años más?”, confesó en una entrañable entrevista que le realizaron en 2014 en el
programa Citas de Radio, de Pehuajó.
Comían
frecuentemente juntos. Pero Bergoglio no quería que lo lleven hasta la curia;
se retiraba caminando o en subte.
El nombre de
Samaría y de su ortopedia es sinónimo de tradición e innovación en Buenos
Aires. Ubicada en la calle Montevideo a metros de
Córdoba, junto a la casa de Samaría, tiene en su sala de espera los orgullosos
recortes de una de las numerosas noticias publicadas por los diarios del mundo
tras la elección del ilustre cliente, con la foto, claro está, del ilustre
zapatero.
Es que pese a
ser una de las empresas líderes en prótesis quirúrgicas, entre otros insumos
biomédicos, la ortopedia del Grupo Ortopedia Alemana no perdió
el encanto de su división de calzado, que permiten tratamiento y resuelven
dolores de niños y adultos.
Fundada por su
tío alemán en 1927, Samaría la tomó en 1950. Y más allá del encanto de la
historia con el Papa, lideró una empresa responsable de que tecnología de punta
a nivel mundial haya llegado a la Argentina. Notable empresario de la salud,
pero también, entrañable zapatero.
Esteban Pittaro
Fuente: Aleteia