Conversación con el padre Francesco Patton, custodio de la presencia
franciscana en los Santos Lugares
Padre Francesco Patton, custodio de Tierra Santa |
Los santos
lugares, tocados por Jesús, no serían hoy accesibles sin la presencia y entrega
de generaciones enteras de franciscanos que han ofrecido su vida durante ocho
siglos para custodiar y cultivar Tierra Santa.
El origen de la
Custodia de Tierra Santa se remonta al año 1217, cuando en el capítulo general
de Pentecostés, convocado por el mismo san Francisco de Asís, la orden
franciscana por él fundada se organizó en provincias, entre las que se
encontraba la de Tierra Santa: llamada entonces “Provincia de Ultramar”. Se
extendía alrededor de la cuenca del Mediterráneo, desde Egipto hasta Grecia y
más allá.
En 1219, el
mismo san Francisco se embarcó desde el puerto italiano de Ancona para visitar
la provincia de Tierra Santa. El fundador acudía como mensajero de paz en la
Quinta Cruzada.
El desembarque
en Egipto le dio la oportunidad para pedir permiso al delegado pontificio y,
afrontando personalmente los riesgos, visitar al sultán de Egipto Malek
al-Kamel. Aquel encuentro se convirtió en uno de los momentos más
importantes de la historia del diálogo entre cristianos y musulmanes.
Ochocientos
años después, la Custodia de Tierra Santa es hoy una provincia de la Orden de
los Frailes Menores que comprende Israel, Territorios Palestinos, Siria,
Jordania, el Líbano, Chipre y Rodas, así como algunos conventos en Egipto,
Italia, Estados Unidos y Argentina.
En esta
entrevista, que tiene lugar en el archivo de la Custodia, en Jerusalén, donde
se guardan los documentos de los origines de la presencia en los santos
lugares, el padre Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, nos revela
elementos poco conocidos de la acción franciscana en la Tierra de Jesús.
– Vivir en
Tierra Santa significa vivir de manera intensa el diálogo interreligioso. ¿Se
inspiran ustedes en el encuentro entre san Francisco y el Sultán?
Se trata de un
encuentro que provocó un giro en la vida de san Francisco, y por tanto,
constituyó un giro en su modo de percibir la misión.
En sus
indicaciones tras su encuentro con el Sultán, Francisco advierte: “no
provoquéis litigios o disputas”. Al mismo tiempo pide ponerse al
servicio de todos con una identidad cristiana clara. Constituye la guía que nos
ha servido de orientación durante estos ocho siglos.
De hecho, en
general, en aquel tiempo de Quinta Cruzada, la relación entre cristianos y
musulmanes no era de encuentro, sino de desencuentro. Y, sin embargo, Francisco
vive este encuentro y propone este estilo que hoy mantiene su plena
actualidad.
Lo demuestra el
hecho de que precisamente el año pasado el Papa Francisco, junto al imán de
Al-Zhar, firmó en Abu Dabi, el conocido documento dedicado a la
fraternidad entre los pueblos al servicio de la paz.
– La relación
entre cristianos de diferentes confesiones, el diálogo ecuménico, constituye
otro de los desafíos de los franciscanos en Tierra Santa. En el pasado, este
diálogo vivió momentos difíciles. ¿Cómo son hoy estas relaciones?
En estos
momentos, las relaciones con las demás comunidades cristianas son muy buenas. Lo vemos tanto en el Santo Sepulcro como en otras ocasiones de nuestra
vida ordinaria.
En el Santo
Sepulcro, hemos podido concluir obras de restauración gracias a un acuerdo
entre las diferentes Iglesias implicadas. Ahora estamos preparando la segunda
fase de restauración, y esto también es posible gracias a un acuerdo.
Pero más allá
de estos acuerdos concretos entre jefes de las comunidades eclesiales, se da
una colaboración en el sentido más amplio: por ejemplo, compartimos
nuestros problemas y tomamos decisiones juntos, cuando una u otra comunidad
atraviesa un problema que debe ser afrontado con espíritu de solidaridad.
– Los
franciscanos hoy custodian ochenta santuarios que podemos definir como “los
santuarios de nuestra redención”. ¿En qué consiste esta “custodia”? ¿Cómo viven
estos momentos, en los que tras años de un crecimiento exponencial de los
peregrinos, ahora se encuentran vacíos a causa del coronavirus?
Estos son
momentos particulares de la historia: no hace mucho tiempo la Custodia también
experimentó momentos muy difíciles. Por
ejemplo, durante la primera y la segunda Intifada dejaron de llegar los
peregrinos, pero nosotros seguimos presentes en los santuarios.
Tenemos que
recordar el mandato que nos dejó el Papa Clemente VI, quien en 1342 nos pidió
morar en los santuarios, luego viene la acogida a los peregrinos.
Nuestra
presencia en los santuarios, incluso cuando están vacíos y no hay peregrinos,
significa morar en esos lugares en los que Dios se ha revelado, en los que Jesucristo realizó nuestra redención, los lugares en los que
nació, predicó, hizo milagros y entregó la vida por nosotros…
– La educación
de las nuevas generaciones de cristianos del territorio son algunos de los
campos a los que presta mayor atención la Custodia de Tierra Santa. Esta
actividad se desarrolla a través de quince escuelas, en cinco países, a las que
acuden once mil estudiantes, con mil cien profesores. ¿Cómo son estos colegios?
Muchos de
nuestros alumnos son musulmanes y
logramos compartir, convivir de manera armoniosa.
Compartimos la
clase de religión con los cristianos de las diferentes confesiones: es una
clase de religión cristiana; es decir, ofrece una perspectiva ecuménica, en la que también se aprende a conocer las diferencias y particularidades
de cada una de las iglesias.
Contamos con la
escuela de música “Magnificat”, que acoge a estudiantes judíos, musulmanes y
cristianos. Nos ayuda a comprender el valor no solo de la
educación en general, sino del arte en particular: a través de la música se
crea diálogo. Es lo que Juan Pablo II llamaba “la senda de la belleza”, la
senda del arte. Por esta senda se llega a compartir valores, a crear juntos
algo muy bello.
La Custodia de
Tierra Santa ofrece más de 582 casas en Jerusalén y 72 casas en Belén, dando un
techo a unas 2.050 personas.
A mediados del
siglo pasado la Custodia de Tierra Santa ofrecía en sus parroquias “pan y
aceite” como ayuda diaria; hoy la población necesita un techo para poder vivir
una vida digna. Esta es la manera de estar al lado de los más pobres y
de mantener la presencia cristiana en Tierra Santa.
– Otra figura
importante de la Custodia está representada por los comisarios de la Tierra
Santa, presentes en todo el mundo. ¿Cuál es su misión?
La misión de
los comisarios es muy importante para nosotros: son como los embajadores de la
Custodia de Tierra Santa en los diferentes países.
Se trata de
frailes menores franciscanos (de la Custodia o de las provincias locales), que
se comprometen a trabajar para lograr varios objetivos: el primero consiste en
dar a conocer Tierra Santa. Por tanto, divulgan nuestra
revista, divulgan nuestro mensaje, dan a conocer lo que hace Christian Media Center, nuestro centro
de producción.
Además trabajan
por un segundo objetivo muy importante: alentar y acompañar las
peregrinaciones. Muchos comisarios organizan grupos de peregrinos
desde los diferentes países del mundo, y los acompañan hasta aquí para que la
peregrinación se convierta en una auténtica experiencia de fe, de oración, de
crecimiento cristiano.
Por último, se
empeñan en lograr un objetivo decisivo: apoyar económicamente a la Custodia de
Tierra Santa. Y lo hacen a través de la promoción de la
Colecta a favor de Tierra Santa, que generalmente tiene lugar el Viernes Santo,
aunque a causa del coronavirus este año será el 13 de septiembre. Trabajan,
además, para encontrar recursos a través de bienhechores y de gente que ama
Tierra Santa.
Lurdinha Nunes
Fuente:
Aleteia