Insistencia
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy María nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Durante el
verano, en la iglesia de nuestro monasterio hace algo menos de calor que en la
calle, creo que por ello las moscas se cuelan dentro, deben encontrar un
hábitat más agradable para ellas, además de “acompañarnos” durante la
eucaristía, el rezo del oficio divino y en la oración.
Los viernes,
cada quince días, tenemos exposición del Santísimo desde que termina la Misa
hasta después de Nona, a las 3,15 de la tarde, en que la priora hace la
reserva. Todas estas horas están distribuidas entre todas las monjas de la
comunidad. Así cada una tenemos nuestro tiempo de estar a solas con el Señor
para adorarlo y hacerle compañía.
Estaba en mi
turno de vela y no había forma de estar tranquila, las moscas no dejaban de
“acompañarme”, no daba abasto para espantarla, volvían a mí una y otra vez por
más que intentaba que se alejaran. Pensaba, claro, cuando estamos todas las
monjas en la iglesia se reparten “las visitas”, van a una, van a otra, pero
ahora que estoy yo sola únicamente me tienen a mí.
Me daba cuenta
de cuantas veces acudimos al Señor para pedirle ayuda ante una necesidad, una
situación difícil, ante algo que nos preocupa y tenemos que resolver… y
esperamos su respuesta inmediata. Si no llega cuando pensamos, empieza nuestra
cabeza a dar vueltas y decimos que no nos escucha, que no le interesa o que no
le sentimos y muchas cosas más. Recordaba la parábola de “el amigo que va a
medianoche a pedir pan” (Lc. 11, 5-13), gracias a su perseverancia obtuvo el
pan.
Nuestra actitud
debe ser como la de las moscas, insistir, insistir y volver a insistir con
confianza, ser constantes porque el Señor está ahí, en el Sagrario, nos está
esperando con los brazos abiertos como nuestro Padre que es y nos dice “ven a
mi”. El conoce todas nuestras necesidades, pero le gusta que acudamos a El y se
las contemos, que confiemos y esperemos su momento que no suele coincidir con
el nuestro.
Y no sólo hemos
de ir al Señor para pedirle, si no también para darle gracias, para alabarle,
contarle… Lo sabemos, sí, pero la actividad y las prisas nos envuelven y se nos
olvida, no nos acordamos de El o lo dejamos para después. Seamos persistentes
como las moscas para vivir conscientes de su presencia. Jesús dejaba su
actividad y se retiraba a orar al Padre.
“Buscad al
Señor y su poder, buscad continuamente su rostro” (1ª Cron. 16, 11)
Hoy el reto del
amor es parar en tres momentos del día para alabar y dar gracias al Señor.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
21 julio 2025
Fuente: Dominicas de Lerma