Según
un nuevo informe de las Naciones Unidas sobre el estado de la seguridad
alimentaria y la nutrición en el mundo, se estima que 690 millones de personas
pasaron hambre en 2019, diez millones más que en 2018
Imagen referencial. Crédito: Unsplash |
El
Observador Permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Mons. Fernando Chica
Arellano, pidió solidaridad para luchar contra el crecimiento del hambre a
nivel mundial y resaltó que “el mundo tiene que invertir en paz, solidaridad y
justicia”.
Según
un nuevo informe de las Naciones Unidas sobre el estado de la seguridad
alimentaria y la nutrición en el mundo, se estima que 690 millones de personas
pasaron hambre en 2019, diez millones más que en 2018.
Este
documento fue publicado el 13 de julio e indica que miles de millones de
personas no tienen acceso a alimentos nutritivos, generalmente debido a los
altos costos y la baja asequibilidad.
En
una entrevista a Vatican News, Mons. Arellano llamó a una mayor cooperación
internacional frente a los hallazgos del informe y resaltó que “el mundo tiene
que invertir en paz, solidaridad y justicia”.
El
informe fue realizado por cinco agencias de la ONU: la FAO, el Fondo
Internacional de Agricultura (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) y la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
En
el prólogo, las agencias advierten que el objetivo planteado en 2015 de
alcanzar el hambre cero para 2030 “todavía no se cumple” y predicen que la
pandemia de COVID-19 habrá causado que 130 millones de personas más en todo el
mundo tengan hambre crónica para fines de 2020.
Mons.
Arellano enfatizó que la pandemia de coronavirus ha exacerbado los problemas ya
existentes relacionados con la seguridad alimentaria y la desnutrición, y
resaltó que para reducir el hambre se necesita reducir la pobreza, lo que
requiere paz, cooperación y solidaridad.
Como
punto de partida para la Iglesia, el Prelado enfatizó la necesidad de educación
ecológica y espiritualidad, como se aborda en el sexto capítulo de la encíclica
del Papa Francisco Laudato Si.
Según
el informe de la ONU, el número de personas que padecen hambre ha aumentado
desde 2014, aunque el porcentaje general es relativamente estable en 8.9%, este
crece a la misma tasa que la población mundial.
El
informe indicó que, si las tendencias actuales continúan, se espera que para
2030 África tenga más de la mitad de las personas con hambre crónica en el
mundo. Además señaló que hay problemas más allá de asegurar suficientes
alimentos para sobrevivir, como la desnutrición, las deficiencias de
micronutrientes y la obesidad.
También
señaló los problemas para los niños, especialmente en el acceso a alimentos
nutritivos, y los problemas adicionales causados por las enfermedades derivadas de la
desnutrición.
A
principios de julio, el Papa Francisco hizo una donación al Programa Mundial de
Alimentos, organización que trabaja para alimentar a 270 millones de personas,
especialmente en medio del creciente problema del hambre por la pandemia de
coronavirus.
El
Vaticano anunció el 3 de julio que el Papa Francisco donaría 25 mil euros (28
mil dólares aproximadamente) como “una expresión de su cercanía con los
afectados por la pandemia y con aquellos que participan en servicios esenciales
para las personas pobres, más débiles y vulnerables de nuestra sociedad”.
Traducido
y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.
Por:
Hannah Brockhaus
Redacción ACI Prensa