«A pesar de los avances sustanciales para erradicar este flagelo mediante distintas iniciativas, los números siguen pintando un cuadro sombrío»
Foto: ABC |
El observador permanente de
la Santa Sede ante la ONU compartió el viernes su «preocupación» por el
«creciente tráfico» de recién nacidos y de mujeres como vientres de alquiler.
Una forma de trata que no es tan conocida como otras, lamentó monseñor Ivan Jurkovic
en su intervención en la 44ª sesión del Consejo de Derechos Humanos, centrada
sobre el tráfico de seres humanos, que se celebraba en Ginebra.
Sus palabras, de las que se
hace eco la agencia portuguesa Ecclesia, señalaban que la trata de
personas «es un flagelo» que «niega la propia dignidad de la víctima»,
tratándola solo como una mercancía con la que se puede comerciar y a la que se
puede «explotar con fines lucrativos».
Se trata, añadió, de uno de
los ejemplos más dramáticos de la «cultura del descarte» que repetidamente
denuncia el Papa Francisco. En los últimos tiempos, «a pesar de los avances
sustanciales para erradicar este flagelo mediante distintas iniciativas, los
números siguen pintando un cuadro sombrío», 44º sesión del Consejo de Derechos Humanos.
Quienes generan la demanda
son responsables
Monseñor Jurkovic defendió un
«abordaje concertado universal» para «erradicar» este crimen, en el que llevan
la voz cantante «redes criminales organizadas» transfronterizas. «Se lo debemos
a las víctimas pasadas y presentes, para evitar que haya más en el futuro»,
insistió. También alabó el «incansable trabajo», muchas veces arriesgado y
lleno de desafíos, de distintas organizaciones religiosas que «desde hace
tiempo están en primera línea» de combate contra esta lacra. Se dedicán,
elaboró, a la prevención, el rescate y la rehabilitación de las víctimas.
El observador permanente de
la Santa Sede ante la ONU concuyó alertando de la importancia de «aumentar la
concienciación», así como de aplicar la ley y perseguir a los traficantes. «Si
se trafica con hombres, mujeres y niños, es porque existe una gran demanda que
hace que explotarlos sea rentable». Quienes generan esa demanda, señaló,
comparten la responsabilidad de las mafias.
Fuente: Ecclesia / Alfa y Omega