¿Foco
o vela?
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Menuda
tormenta la de ayer; empezó en Vísperas y después, en la oración, iba a más,
hasta que un rayo hizo que nos quedásemos a oscuras. No se veía nada, salvo la
vela que ilumina el Sagrario.
Esa
vela no tiene electricidad y, si sintiese, se podría haber considerado casi
hasta insignificante en comparación a los potentes focos que normalmente
iluminan la iglesia. Sin embargo, ayer era la única que seguía luciendo en la
oscuridad y seguía iluminando el Sagrario, apuntando y dirigiendo nuestras
miradas a la verdadera Luz.
Muchas
veces, al estar con personas que tienen un problema o dificultad, o simplemente
con aquellos con los que nos encontramos, queremos ser foco que ilumina: decir
la palabra oportuna, buscar la conversación apropiada... llegando después
incluso a lamentarnos con un “si hubiese dicho...”, “no sabía qué decir”...
Pensamos que la “luz” está en las palabras o contenidos con que llenemos los
huecos.
Sin
embargo, está en esa “luz que no se apaga” pase lo que pase, esa luz constante
que transmite presencia, paz y seguridad; que aparentemente puede no ser tan
extrovertida, pero que hace sentir al otro importante. No tengas miedo a “qué
decir”, pues esto vendrá después, y pídele al Señor su mirada, sus sentimientos
ante esa persona con la que no sabes qué decir; que tu forma de actuar le haga
sentirse profundamente amada desde el Señor, y la luz no se apagará.
Hoy
el reto del amor es que pidas al Señor, ante esa persona, que te regale mirarla
desde Su Amor y poder trasmitírselo. Descansa sin tener que buscar ser foco
diciendo las palabras oportunas... solo busca llegar a ser vela haciendo que
esa persona se sienta amada y acogida como es y como está, mostrándole todo lo
que te regala a ti el Señor.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
