Es el único
hijo varón de los cuatro que tuvo el gran actor Paco Martínez Soria con su
mujer, Consuelo Ramos. A los 21 años, el joven dejó los estudios de farmacia y
anunció a la familia que quería ser escolapio
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El hijo de Paco Martínez Soria,
Francisco Martínez-Soria monje de clausura. LFR
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Durante
una hora y media, los Reyes Felipe VI y Letizia han
visitado el real monasterio de Santa María de Poblet (Vimbodí
i Poblet, Tarragona) en su primera y única visita a Cataluña como
parte del periplo que están haciendo por las diferentes comunidades tras el fin
del estado de alarma.
La intención de los Monarcas también era la de visitar
Barcelona, pero Quim Torra, presidente de la Generalitat, les puso como excusa
que no vinieran debido al rebrote del Covid-19.
En
el monasterio, que data del siglo XII, viven 25 monjes cistercenses, entre
ellos, uno muy especial. Es el padre Paco. Su
nombre, a secas, no dice nada a nadie, pero si se añaden sus apellidos, Martínez
Soria, la cosa cambia. Es el único hijo varón de los
cuatro que tuvo el gran actor Paco Martínez Soria con su mujer, Consuelo Ramos.
A los 21 años, el joven dejó los estudios de farmacia y anunció
a la familia que quería ser escolapio.
"Vino a
Panticosa a pasar tres días y cuando le dije que había optado por tener una
vida religiosa se enfadó. Quería quitarme la idea de la
cabeza", aseguró a LOC el año pasado, sobre cómo se tomó su padre
su vocación. A pesar de haber tenido una educación cristiana, el protagonista
de La ciudad no es para mí (1966) se quedó muy
impresionado. Su madre sí que tuvo un gran disgusto porque era
republicana y nunca había ido a misa.
Así que en 1955
entró en el noviciado de Moià y siete años después fue ordenado sacerdote
en Salamanca. El actor no asistió, pero sí lo hicieron su madre y el
mejor amigo de la familia, el filólogo y ex director de la Real Academia
Española, Lázaro Carreter.
Al final se
hizo a la idea e intercambiaron conocimientos. Su padre le
mostró cómo vocalizar, hacer las pausas y hablar para que le oyeran desde la
última fila "porque las palabras tienen alma, -solía decir- y yo
le enseñé a bendecir cuando interpretó a un cura en Se armó el
belén (1970)".
Un buen día
decidió dejar de ser escolapio. Consideraba que no iba por el buen camino
porque iba a la playa, conducía su moto, era profesor de judo, iba perdiendo la
espiritualidad, rezaba cada vez menos... "En definitiva, iba
degenerando poco a poco", matiza el padre Paco. Una visita de
retiro espiritual a Poblet fue el detonante.
En 1990 entró a
formar parte de esta orden benedictina de clausura. Acaba de cumplir tres
décadas de compromiso religioso, "algo que igual no podría haber
hecho si mi padre no hubiese fallecido en 1982 y mi madre en 1988".
LUIS
FERNANDO ROMO
Fuente: El Mundo