El Papa Francisco, este domingo 12 de julio, ha
recitado la oración del Ángelus ante cientos de peregrinos que se han hecho
presente en la Plaza de San Pedro en Roma
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2020.07.12 Angelus (Vatican Media) |
Es mediodía en la ciudad de Roma y el Papa Francisco
da inicio a la oración del Ángelus. Cientos de peregrinos están distribuidos en
la Plaza de San Pedro, respetando las medidas sanitarias para evitar la
propagación del Covid-19.
El Papa francisco retoma el texto del Evangelio de
Mateo 13,1-23, en el que Jesús cuenta a una gran multitud la parábola del
sembrador. En este relato, afirma el Obispo de Roma hay “cuatro tipos
diferentes de terreno. La Palabra de Dios, representada por las semillas, no es
una Palabra abstracta, sino que es Cristo mismo, el Verbo del Padre que se ha
encarnado en el vientre de María. Por lo tanto, acoger la Palabra de Dios
quiere decir acoger la persona de Cristo”.
Distintas maneras de recibir la Palabra de Dios
El Papa identifica en el texto cuatro maneras de
acoger la Palabra de Dios: como un camino, como un pedregal, como un terreno
donde crecen arbustos y como el terreno bueno.
Acoger la palabra de Dios como un camino donde vienen
los pájaros y se comen las semillas. Aquí, dice Francisco, “Es la distracción,
un gran peligro de nuestro tiempo. Acosados por tantos chismorreos, por tantas
ideologías, por las continuas posibilidades de distraerse dentro y fuera de
casa, se puede perder el gusto del silencio, del recogimiento, del diálogo con
el Señor, tanto como para arriesgar perder la fe”.
En el pedregal no abunda la tierra, afirma el Papa,
“Allí la semilla brota en seguida, pero también se seca pronto, porque no
consigue echar raíces en profundidad. Es la imagen del entusiasmo momentáneo
pero que permanece superficial, no asimila la Palabra de Dios. Y así, ante la
primera dificultad, un sufrimiento, una turbación de la vida, esa fe todavía
débil se disuelve, como se seca la semilla que cae en medio de las piedras”.
En el terreno donde abundan los arbustos espinosos,
las espinas se constituyen en “el engaño de la riqueza, del éxito, de las
preocupaciones mundanas… Ahí la Palabra se ahoga y no trae fruto”.
Finalmente, el terreno bueno. Aquí enfatiza Francisco,
“y solamente aquí la semilla arraiga y da fruto. La semilla que cae en este
terreno fértil representa a aquellos que escuchan la Palabra, la acogen, la
guardan en el corazón y la ponen en práctica en la vida de cada día”.
La Palabra de Dios, semilla fecunda y eficaz
El Papa Francisco afirma que la parábola del Sembrador
“Nos recuerda que la Palabra de Dios es una semilla que en sí misma es fecunda
y eficaz; y Dios la esparce por todos lados con generosidad, sin importar el
desperdicio. ¡Así es el corazón de Dios! Cada uno de nosotros es un terreno
sobre el que cae la semilla de la Palabra, ¡sin excluir a nadie!” Seguidamente,
nos invita a cuestionarnos cómo cada uno de nosotros acogemos la Palabra de
Dios y a identificar el tipo de terreno que somos.
La misión
Francisco nos invita a hacer madurar la semilla de la
Palabra de Dios: “hacerla fructificar depende de nosotros, depende de la
acogida que reservamos a esta semilla. A menudo estamos distraídos por
demasiados intereses, por demasiados reclamos, y es difícil distinguir, entre tantas
voces y tantas palabras, la del Señor, la única que hace libre. El Papa animó a
quienes le escuchaban a llevar con ellos un ejemplar de la Palabra de Dios,
“una edición de bolsillo del Evangelio, en tu bolsillo, en tu bolso... Y así,
lee un trocito cada día, para que te acostumbres a leer la Palabra de Dios y
entiendas bien qué semilla te ofrece Dios y pienses con qué tierra la recibo”.
Francisco terminó la reflexión invocando a la Virgen
María, “modelo perfecto de tierra buena y fértil, nos ayude, con su oración, a
convertirnos en tierra disponible sin espinas ni piedras, para que podamos dar
buenos frutos para nosotros y para nuestros hermanos”.
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