Trabajando
en roto
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Al
ponerme el hábito el otro día, descubrí que, en mi manga izquierda, se había
desgastado el doblez, y la tela está comenzando a romperse.
Viendo
que la cosa podía ir a mayores, rápidamente fui a buscar a sor Puri, la
costurera. Yo pensaba que lo fundamental era arreglar esos rotos cuando son
pequeños, pero su respuesta me sorprendió:
-Esto
no se puede remendar... Yo me tengo que hacer a la idea que la manga está rota
del todo, hacer un doblez aquí, y luego repetirlo en la otra, como si también
estuviese rota...
Yo
alucinaba.
-Entonces...
¿es mejor esperar a que se rompa? -pregunté.
-Eso
como tú quieras. Pero, para arreglarlo, yo me haré a la idea que está
completamente rasgada.
-Si
es así, ¡mejor no lo arregles aún, para que luego dure más!
Aquella
conversación me pareció muy extraña. No valían remiendos: era necesario que se
rompiera del todo.
Al
instante me vino a la cabeza una canción que dice que el Señor es el único “que
te puede romper... para hacerte otra vez”.
Es
curioso, pero, al mismo tiempo, creo que es verdad. Hay momentos en que solo
cuando te sientes al límite, solo cuando la situación te lleva “a las cuerdas”,
es cuando puedes rendirte del todo al Señor. A veces es necesario que se
desbarate todo nuestro mundo para abrirnos al mundo nuevo al que Cristo nos
llama.
Nadie
refleja mejor esto que san Pablo. El encuentro con Cristo “le rompió”, dinamitó
sus esquemas, sus sueños, todo lo que sabía del mundo y de la fe... ¡todo! Tres
días estuvo ciego, y, después de tantas cosas, empezó a ver de verdad por
primera vez.
Es
como el pasaje del alfarero: el cacharro que estaba haciendo se le rompe, pero
el alfarero no lo tira: comienza a modelar otro, ¡con ese mismo barro! (Jr 18,
1-12).
Podemos
cubrirnos con mil máscaras, refugiarnos tras un muro de imagen... pero nada de
eso podrá detener a Jesucristo. Él quiere llegar hasta ti, hasta ese corazón de
niño que tan bien conoce. Quiere volver a encontrarte para retomar el camino
que perdiste años atrás.
Hoy
el reto del amor es confiar en Cristo. Si sientes que algo a tu alrededor o en
ti se está “desmoronando”, ¡ponlo en manos de Cristo! ¿Sabes? En la Biblia al
Mesías se le llama también “reconstructor de ruinas”... Por muy mal que veas
las cosas, con Él, ¡nada está perdido!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma