En Praga, en el puente desde el cual fue echado al río, se conserva una imagen de este gran santo, y muchas personas, al pasar por allí le rezan devotamente
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Dominio público |
Fue
párroco de Praga y obtuvo el doctorado en la Universidad de Padua.
Después
ocupó el alto puesto de Vicario General del Arzobispado.
El
rey de Praga, Wenceslao, se dejaba llevar por dos terribles pasiones, la cólera
y los celos y dicen las antiguas crónicas que siendo Juan Nepomuceno confesor
de la reina, se le ocurrió al rey que el santo le debía contar los pecados que
la reina le había dicho en confesión, y al no conseguir que le revelara estos
secretos, se propuso matarlo.
Luego
el rey tuvo otro gran disgusto, consistió en que el monarca se proponía
apoderarse de un convento para regalar las riquezas que allí había a un
familiar.
El
Vicario Juan Nepomuceno se opuso a esto rotundamente, ya que evidentemente esos
bienes pertenecían a la Santa Iglesia.
El
rey se llenó de cólera, el Santo fue torturado y su cuerpo arrojado al río
Mondalva. Esto ocurrió en el año 1393. Los vecinos recogieron el cadáver para
darle santa sepultura.
En
1725, más de 300 años después del suceso, una comisión de sacerdotes, médicos y
especialistas encontraron que la lengua del mártir se encontraba incorrupta,
aparentemente seca y gris. De repente, en presencia de todos empezó a tomar
apariencia de ser la de una persona viva. Todos se pusieron de rodillas ante
este milagro.
Fue el cuarto milagro que realizó el santo
antes de ser proclamado oficialmente como tal.
San
Juan Nepomuceno fue considerado patrono de los confesores, porque prefirió
morir antes que revelar los secretos de la confesión.
En
Praga, en el puente desde el cual fue echado al río, se conserva una imagen de
este gran santo, y muchas personas, al pasar por allí le rezan devotamente.
Fuente: ACI