HOY EL RETO DEL AMOR ES QUE DES GRACIAS POR EL DÍA Y PIDAS AL SEÑOR VIVIRLO

No pasamos

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Hace dos semanas indicaban cómo iban a ser las fases del desconfinamiento. Nos reunimos en Comunidad y empezamos con los preparativos para pasar de la 0 a la 1: cómo haríamos con los obreros, personas que tienen que desempeñar tareas en el monasterio... pero, sobre todo, la Eucaristía, ¡por fin! Un buen rato dedicamos a ver cómo retomar los sacramentos de forma segura para el sacerdote, para la gente.

Qué ilusión me invadió, qué deseo tenía de poder vivir la Eucaristía “presencial”; por fin todo, poco a poco, iba a volver a la “normalidad”. El viernes nos despedíamos a través de la pantalla de la parroquia con la que conectamos entre semana, mirando ya a la normalidad que recuperaríamos el lunes.

Pero... llegó el sábado y no fue todo como esperábamos: nos quedábamos en la fase 0 otros quince días. El lunes me costaba afrontarlo, tenía mis expectativas, y nada había vuelto a ser “como antes”.

En la oración me di cuenta de que tenía que acoger la situación, no sobrevivir hasta que pase, sino vivir con lo que pasa. Tenía que quitar de mi cabeza el “ya queda menos”, acoger el presente y vivirlo con Cristo. Sobrevivir, en este caso, supone necesitar lo mínimo esperando a que algo pase; es como una pequeña anestesia y así los días van pasando, sí, uno tras otro.

Acoger el presente permite dar la mano a Cristo, dejarle que entre en lo que estás viviendo. Dejar que sea Él el que habite tu soledad, tus circunstancias; el que te llene con Su Gracia, el que hace que las distancias se acorten.

Cristo cada día te da el Alimento que necesitas para vivir (la paz, fortaleza, serenidad, Alegría...) como cada día daba a los israelitas el Maná. El día que tienes por delante no es provisional, es único, y Cristo está a tu lado para que lo vivas con Él.

Hoy el reto del Amor es que des gracias por el día y pidas al Señor vivirlo, no tú solo, sino vivirlo de Su mano. Así, aunque sigas queriendo que todo cambie, cada día estará lleno de plenitud, porque, vivir de Cristo, supone seguir apostando por el Amor.

VIVE DE CRISTO

Fuente: Dominicas de Lerma