El
regalo
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Anoche,
durante la cena, cogí una manzana de postre. Al abrirla por la mitad, descubrí
un auténtico milagro: las semillas que llevaba en su interior, ¡habían
germinado!
De
cada una de las semillas nacía una raíz blanca, indicando toda la vida que
pujaba por salir.
Admirándolas,
las retiré para terminar mi postre. Pero, según iba comiendo, sentía una
especie de llamada en mi interior. Había encontrado esas semillas germinadas,
sin ningún trabajo por mi parte... ¿e iba a dejar que aquellas vidas terminasen
en la basura? Era un regalo gratuito, lleno de vida, pero, para continuar,
necesitaban de mi respuesta.
En
cuanto acabó la cena, fui corriendo a rescatar un envase de yogur, pedí algodón
a la enfermera... y ya tengo el pequeño “semillero” en mi celda.
Esto
me hizo recordar una frase que me dijeron hace tiempo: “Cuando le pides a Dios
una manzana, Él te da una semilla”.
¡Cuántas
veces este estilo del Señor me descoloca! Sí, porque me gustaría que lo que le
pido se me concediera en el acto... y, sin embargo, Cristo es Maestro: no
quiere ahorrarnos el proceso, pues es ahí donde crecemos.
El
Señor le dijo a Moisés que llevara a su pueblo a la Tierra Prometida. Sin
embargo, ¡es impresionante la cantidad de batallas que tuvieron que enfrentar!
Israel tuvo que ir poco a poco conquistándola. El Señor no hizo desaparecer a
los enemigos, pero guió y luchó con su pueblo.
El
problema de una semilla es su fragilidad; pero, la gran ventaja, es que es
capaz de esperar muchos años hasta que encuentra las condiciones adecuadas, ¡y
empieza a germinar! En una semilla, el cambio siempre es posible.
Y,
¿por qué no?, quizá en unos cuantos años, pueda invitarte a probar el fruto de
mis manzanos...
Hoy
el reto del amor es cuidar la semilla, esa chispa de esperanza que vislumbras
en tu vida. Cristo continuamente pone semillas de vida nueva en nuestro
corazón. Protégelas del viento de la duda, de la desconfianza... Jesucristo sigue
apostando por ti. Y Él hace nuevas todas las cosas. Eso sí, no esperes una
manzana... sino solo el milagro de una semilla que comienza a germinar.
¿Querrás cuidarla? ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma