La diócesis necesitó 15 días de negociación
con las autoridades civiles locales, y recibió el permiso una semana antes
Unos 500 católicos metidos en 200
coches seguían con atención la misa al aire libre del obispo Touvet,
pastor de la diócesis de Châlons-en-Champagne (Francia) este pasado
domingo 17 de mayo.
El lugar no era especialmente hermoso -un amplio
aparcamiento al aire libre junto a un centro de exposiciones- pero había misa, clero, devoción y pueblo
congregado con Dios y los sacramentos, algo que durante semanas ha
estado impedido en Francia.
El obispo declaró a la agencia AFP que "esta es una misa verdadera,
una victoria de la vida". Y, según él, la primera gran misa "on drive" (en
coche) de Francia.
Los feligreses
vinieron con muchas ganas después de dos meses de confinamiento. Catherine, una
señora mayor, llegó a las 9 para esta misa que se celebraba a las 10.30. "Realmente, echaba de menos
la misa", dice desde su ventanilla y su mascarilla. Le ha gustado
ver a tantos fieles. El sonido de la misa se sigue desde la radio diocesana, en
el coche.
Varios sacerdotes acompañan al obispo y luego
pasan entre las filas de automóviles para distribuir la comunión. Se pide a los fieles ponerse
gel hidroalcohólico antes de comulgar.
Los que quieran recibir la comunión lo indicarán activando las luces de
emergencia del coche. Y la escena tiene su encanto: docenas de coches empiezan a parpadear mientras una
docena de sacerdotes y diáconos acuden a repartir la comunión, tan ansiada
después de 8 semanas.
En un pequeño
Fiat azul pastel, Marie-Lorène, de unos cincuenta años, explica a AFP que está
entusiasmada con la "rica idea" de su obispo. “Tienes que innovar, la Iglesia se
adapta", comenta satisfecha.
Las normas sanitarias fueron drásticas:
- no más de cuatro personas por automóvil,
-y que lleguen sólo de un radio de cien kilómetros alrededor de Châlons-en-Champagne,
- con máscaras obligatorias,
- prohibido compartir el automóvil con quien no sea del propio hogar,
- prohibido salir del coche.
La diócesis explica que necesitó 15 días de negociación con las autoridades civiles
locales, y recibió el permiso una semana antes.
“En unos días celebraremos Pentecostés en nuestras
iglesias. O aquí ”, comentó el obispo en su homilía. "Y lograremos los signos del Reino en
este mundo herido y abatido por un pequeño virus invisible".
Fuente: ReL