El
secreto de la clausura
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Las
celdas (habitaciones) en el Monasterio son una clausura dentro de la clausura.
Es el espacio de cada una, donde, a parte de descansar, pintamos, leemos y...
oramos. Además de la capilla, todas tenemos un lugar habilitado para poder
orar: es el rinconcito de intimidad con el Señor dentro de nuestra celda, y es
lo primero que se pone al entrar en ella.
Algunas
pintan un icono para decorarlo; otras imprimen una imagen, ponen la Palabra
abierta... Cada una lo que le ayude a hacer de la celda un trocito de cielo.
Ahora,
en nuestro país y en muchos otros, en cierto sentido se nos plantea una
clausura para todos. Muchos nos preguntáis qué hacer, cómo organizar horarios y
actividades en esta etapa que tenemos que vivir juntos.
Lo
primero es hacer hueco a un nuevo huésped: invitad a Cristo a que habite entre
vosotros. Para ello, es importante hacerlo de una manera sensible, con aquello
que os pueda ayudar a mirarLe. Preparad un hueco para Él.
Ese
lugar será donde, estos días, en casa, os podréis encontrar con Jesús y librar
juntos las batallas. Él os ayudará a vivir confiados, dejando todo en Sus manos
cuando os inquietéis; os dará fuerzas para recomenzar desde el perdón cuando os
enfrentéis; os ayudará a llenaros de esperanza y vivir en lo esencial, a ver
las necesidades de vuestros vecinos, a empezar cada día con ilusión; a abrir el
corazón, orando por los que están sufriendo la enfermedad, por el personal
sanitario... Y es que, el secreto de la clausura, es Cristo.
Hoy
el reto del amor es que descubras el secreto de la clausura invitando a Cristo
a tu casa, preparando un lugar que os ayude a encontraros con Él. Que cada uno
aporte algo que le ayude: una imagen, la Palabra... Que Cristo sea el centro en
esta etapa que juntos tenemos que vivir.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma