La soledad de un enfermo de coronavirus puede ser
muy dolorosa, más que el propio mal físico
Gentileza
Un sacerdote de España
narra su experiencia de atención espiritual en un hospital de la Comunidad de
Madrid.
“Hoy he dado la comunióna un
matrimonio. Son personas mayores y están en el hospital, en
habitaciones separadas. Me ha conmovido ver cómo comulgaba cada uno y luego se
quedaban rezando”. El padre Julián Lozano “aterrizó”
el pasado día 14 en el hospital de Valdemoro, en Madrid.
Desde hace 10
años es el vicario de la parroquia de la localidad vecina, Ciempozuelos,
y hasta ahora trabajaba como delegado de Medios de Comunicación para
el obispado de Getafe.
Periodista
de formación en la Universidad Francisco de Vitoria,
con licenciatura por la Complutense, le ha tocado
ahora el baño de realidad: vive la noticia desde dentro porque está
en uno de los focos más atacados por el coronavirus, la Comunidad
de Madrid.
Al relevo de un sacerdote
mayor
“El sacerdote que atendía
este hospital ha hecho una labor impresionante, pero tiene
cerca de 60 años y por su salud estaba en
situación de riesgo, así que el Obispo decidió que yo le
relevara”. Ahora sigue como delegado de Medios de Comunicación en la diócesis y
lo hace teletrabajando, pero por las tardes el padre Julián es el cura del hospital.
Tiene 41
años y se ha puesto manos a la obra rápidamente.
Pasillos de enfermos aislados
“Nuestro hospital es pequeño y
prácticamente ahora se dedica solo a enfermos de coronavirus y a urgencias.
Hay por lo menos 4 pasillos de enfermos aislados”, dice.
No se permiten visitas, pero el sacerdote acude a las habitaciones
de las personas que lo piden. “El equipo sanitario -explica- es ejemplar.
Llevan 3 semanas con esto y el ritmo de trabajo para ellos es agotador.”
Fuerza para luchar contra
la enfermedad
El padre Julián se dedica a “dar
unciones, confesar y dar la comunión”. Calcula que cada
día ha atendido entre 6 y 8 personas. Algunos están al borde de
la muerte. Con la mascarilla y la máxima precaución, sabe
que se expone al contagio, pero de eso no habla. “Hay personas
que quieren
poner su vida en paz”, dice. “Además de administrar los
sacramentos, rezo con ellos en la habitación. Les da fuerza para
luchar contra la enfermedad”.
Algo valioso que aportar
Mientras, la capilla sigue abierta “pero en
el hospital no hay prácticamente nadie a excepción de los enfermos y del
personal”. Todo se ha convertido en un nuevo paisaje por el que cabalga
sabiendo que, por su condición de sacerdote,
puede aportar algo muy valioso.
Los
sacramentos les dan paz
“Es muy fuerte caer
en la cuenta de que hay un virus que no controlamos y que
es muy letal en personas mayores. Sé que la labor de un sacerdote en estos
casos es importante: a las personas que he podido confesar
o dar los últimos sacramentos, les he podido llevar consuelo y descanso”,
afirma.
Él, como el
personal sanitario, está en riesgo de infección pese a las muchas medidas que
toman.
“No los vamos a dejar
solos”
¿Se siente, como dice el Papa
Francisco a los sacerdotes, pastor con olor a oveja?
“Los sacerdotes ahora nos sabemos ovejas con los demás hermanos y
sí, estamos ahí con ellos, intentamos ser pastores con olor a oveja. Por eso no los
vamos a dejar solos precisamente cuando más lo necesitan.”
Cerca de otros sacerdotes
contagiados
No me habla en ningún momento de cómo se
siente ni de su situación personal. La conversación es rápida, porque el
trabajo se acumula y no quiero robarle más tiempo, pero no se le olvida hablar
de otros sacerdotes.
Recuerda al padre
Jon, ingresado por coronavirus, de quien su madre ha fallecido
por la misma causa. Y al padre Patxi Bronchalo,
vicario parroquial de Valdemoro que tiene un canal de Youtube y publicó una carta
a los sacerdotes.
Desde el
martes, el padre Patxi está con coronavirus, recluido en su casa y con síntomas
leves pero -por el momento- sigue emitiendo los vídeos.
Paracetamol para seguir ayudando.
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LO HUMANO Y DIVINO
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. (Génesis, 1,26-27)