Publicado
decreto de la Congregación para el Culto Divino con sugerencias para los
obispos
Pascal Deloche / Godong | Ref:557 |
Ante la difícil situación que pasan muchos fieles e iglesias en el mundo debido a la pandemia de COVID-19, el Vaticano por medio de un decreto ha informado este viernes 20 de marzo de 2020 sobre medidas específicas en la celebración “litúrgica” validas para la celebración de la Pascua en las diócesis.
La Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos emitió un decreto en el que considera
el impedimento en la celebración de misas comunitarias en los templos debido a
la actual crisis de posibles contagios de fieles por pandemia de coronavirus.
Además de cara a las próximas
festividades pascuales, determinó algunas “sugerencias para los Obispos”, es
decir, para las iglesias locales.
En primer lugar, asegura la nota
vaticana, que la fecha de la Pascua no puede ser
cambiada. El decreto explica que el Triduo, serie de tres
días que va desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección,
es el “corazón del año litúrgico” por ende, la fecha de la celebración no puede
variar.
Segundo, la Misa crismal, si
puede ser pospuesta, según lo indique cada obispo a los fieles y a la propia
comunidad.
Tercero, cuando no sea posible
que hayan fieles en las celebraciones debido a las restricciones sanitarios del
gobierno, los obispos y los párrocos pueden celebrar las misas a puestas cerradas
en catedrales e iglesias parroquiales. Los fieles desde sus casas pueden unirse
a distancia a la celebración de los “misterios del Triduo Pascual” vía
streaming live o por tv o radio.
“La Conferencia Episcopal y las diócesis no deben faltar a ofrecer subsidios
para ayudar en la oración familiar y personal”.
Jueves
Santo, los sacerdotes de
las parroquias pueden “concelebrar la Misa en la Cena del Señor; se concede
excepcionalmente a todos los sacerdotes la facultad de celebrar en este día, en
un lugar adapto, la Misa sin el pueblo”.
El Lavatorio
de los pies, ya facultativo, queda omitido. “Al final de la
misa de la Cena del Señor se omiten las procesiones y el Santísimo Sacramento
se debe custodiar en el tabernáculo”. “Los sacerdotes que no tienen la posibilidad
de celebrar la Misa rezarán en cambio las Vísperas”.
Viernes
Santo, en las iglesias
catedrales y parroquiales, en medida de las reales posibilidades de quien es
responsable, el obispo/el párroco, celebrará la Pasión del Señor. En la oración
universal el Obispo diocesano tendrá cuidado de establecer una especial
intensión para los enfermos, los muertos, quien se encuentra en situación de
sufrimiento.
Domingo
de Pascua. Vigilia
Pascual, se celebrará solo en las Iglesias catedrales y parroquiales, en medida
de las reales posibilidades establecidas de quien corresponda. Para el inicio
de la Vigilia o lucernario”, se omite encender el fuego, se prende el cirio y
omitida la procesión, se sigue el anuncio pascual. Sigue, la Liturgia de la
Palabra. Para la Liturgia bautismal, solamente se renuevan, las promesas
bautismales. Por tanto, la liturgia eucarística.
A aquellos de no puedan unirse a
la Vigilia Pascual celebrada en la iglesia, rezarán el Oficio de las Lecturas
indicadas para el Domingo de Pascual.
Para los monasterios, los
seminarios, las comunidades religiosas, decide el Obispo de la Diócesis.
Las expresiones de piedad
popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del
Triduo Pascual, a juicio del Obispo diocesano, podrán ser transferidas a otros
días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre.
El decreto ha sido firmado el 19
de marzo, solemnidad de san José, patrón de la Iglesia Universal. El
documento oficial del Vaticano ha sido firmado por cardenal Robert Sarah,
prefecto del dicaserio y el secretario arzobispo Arthur Roche.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia