“Me sentía mal como sacerdote por haber abandonado al Señor en el Sagrario”
Crédito: Cedida por el P. Salvador Aguado. |
El P. Salvador
Aguado, párroco de la iglesia de Santa Fe en Alfafar (Valencia, España), se
encontraba el pasado martes celebrando la Misa diaria en compañía de otras 25
personas cuando una mujer les avisó de que se venía la riada de proporciones
dantescas ahora de todos conocida.
Estaba acabando
la Eucaristía, cuando una mujer interrumpió dando el aviso, pues nadie les
había dado una alerta anticipada de la situación: “Nos dio el tiempo justo,
cuando vimos que el agua estaba entrando ya por la puerta de la parroquia, a
coger las llaves del tejado y subir”. Los bancos empezaron a flotar en el
templo. No hubo tiempo de reacción.
En la terraza
del piso superior estuvieron toda la noche los 25 parroquianos junto a otras 70
personas más que fueron rescatadas en medio de la corriente de agua, lodo,
coches y enseres.
La preocupación
del sacerdote, más allá de preservar la vida de quienes le acompañaban y la
propia, era mucho más profunda. “Me sentía mal como sacerdote por haber
abandonado al Señor en el Sagrario”, explica a ACI Prensa.
Por fortuna,
desde la pandemia de COVID, el sacerdote cuenta con la ayuda de un psicólogo
que, pese a vivir lejos de Alfafar, logró llegar al lugar al día siguiente para
dar orientación al casi centenar de supervivientes en la parroquia.
Este
profesional fue el que le dio la clave: “Me dio una imagen muy bonita. En el
momento en que subió el agua, el Señor se ahogó también con todos los que
habían muerto en esta gran tragedia. Se había ahogado y muerto una vez más por
nosotros”, relata.
Cuando fue
posible, el P. Salvador acudió para comprobar el estado del tabernáculo: “Se
ahogó literalmente. Cuando abrí el Sagrario, las formas estaban todas diluidas.
Mi psicólogo tiene toda la razón. El Señor se había ahogado para salvarnos, en
concreto, a la gente de la parroquia”.
Esta
perspectiva fue la que ayudó al párroco a predicar el pasado domingo durante la
Eucaristía dentro del templo, donde prácticamente sólo se pudo adecentar el
altar y el presbiterio para poder celebrar el sacramento.
La iglesia
“está arrasada por completo” y por eso no pueden ni realizar el trabajo normal
de la Cáritas parroquial. También hay que atender a los que viven solos —“Son
personas sobre todo con movilidad reducida que no pueden salir de sus casas”,
detalla—, pero el P. Salvador tiene otra parroquia que atender.
Bajo el
sobrenombre de @MossenVoro, el P. Salvador tiene casi 50.000 fieles
que atender desde su cuenta en Instagram y más de 60.000 en Tik Tok,
donde vuelca su pasión por la evangelización digital.
“El martes me
quedé sin internet y hasta ayer no recuperé la conexión de datos”, por lo que
no había podido responder a las múltiples muestras de preocupación y cariño,
“sobre todo desde Colombia y México, que me quieren mucho, pues todo el mundo
estaba muy preocupado”.
“Ha sido muy
bonito que no solo aquí en España, sino en toda Latinoamérica se acuerden de
uno y ya están muy movilizados, sobre todo con la oración”, concluye.
Por Nicolás de
Cárdenas
Fuente: ACI Prensa