Luego de la última aparición
ocurrida en 16 de julio, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, Bernadette ingresó
a la orden religiosa de las hermanas enfermeras, a la edad de 22 años, y
permaneció allí hasta su muerte a los 34 años de edad
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Dominio publico |
La historia de la aparición
empieza cuando Bernardita, quien nació el 7 de enero de 1844, salió, junto a
dos amigas, en búsqueda de leña en la Roca de Masabielle.
Para ello, tenía que
atravesar un pequeño río, pero como Bernardita sufría de asma, no podía meter
los pies en agua fría, y las aguas de aquel riachuelo estaban muy heladas. Por
eso ella se quedó a un lado del río, mientras las dos compañeras iban a buscar
la leña.
Fue en ese momento, que
Bernardita experimenta el encuentro con Nuestra Madre, experiencia que sellaría
toda su vida, "sentí como un fuerte viento que me obligó a levantar la
cabeza. Volví a mirar y vi que las ramas de espinas que rodeaban la gruta de la
roca de Masabielle se estaban moviendo. En ese momento apareció en la gruta una
bellísima Señora, tan hermosa, que cuando se le ha visto una vez, uno querría
morirse con tal de lograr volverla a ver".
"Ella venía toda vestida
de blanco, con un cinturón azul, un rosario entre sus dedos y una rosa dorada
en cada pie. Me saludó inclinando la cabeza. Yo, creyendo que estaba soñando,
me restregué los ojos; pero levantando la vista vi de nuevo a la hermosa Señora
que me sonreía y me hacía señas de que me acercara. Pero yo no me atrevía. No
es que tuviera miedo, porque cuando uno tiene miedo huye, y yo me hubiera
quedado allí mirándola toda la vida.
Entonces se me ocurrió rezar y saqué el
rosario. Me arrodillé. Vi que la Señora se santiguaba al mismo tiempo que yo lo
hacía. Mientras iba pasando las cuentas de la camándula Ella escuchaba las
Avemarías sin decir nada, pero pasando también por sus manos las cuentas del
rosario. Y cuando yo decía el Gloria al Padre, Ella lo decía también,
inclinando un poco la cabeza. Terminando el rosario, me sonrió otra vez y
retrocediendo hacia las sombras de la gruta, desapareció".
A los pocos días, la Virgen
vuelve a aparecer ante Bernardita en la misma gruta. Sin embargo, al enterarse
su madre se disgustó mucho creyendo que su hija estaba inventando cuentos
-aunque la verdad es que Bernardita no decía mentiras-, al mismo tiempo algunos
pensaban que se trataba de un alma del purgatorio, y a Bernardita le fue
prohibido volver a la roca y a la gruta de Masabielle.
A pesar de la prohibición,
muchos amigos de Bernardita le pedía que vuelva a la gruta; ante ello, su mamá
le dijo que consultara con su padre. El señor Soubiruos, después de pensar y
dudar, le permitió volver el 18 de febrero.
Esta vez, Bernardita fue
acompañada por varias personas, que con rosarios y agua bendita esperaban
aclarar y confirmar lo narrado. Al llegar todos los presentes comenzaron a
rezar el rosario; es en ese momento que Nuestra Madre se aparece por tercera
vez. Bernardita narra así esta aparición: "Cuando estábamos rezando el
tercer misterio, la misma Señora vestida de blanco se hizo presente como la vez
anterior. Yo exclamé: 'Ahí está'. Pero los demás no la veían. Entonces una
vecina me acercó el agua bendita y yo lancé unas gotas de dicha agua hacia la
visión. La Señora se sonrió e hizo la señal de la cruz. Yo le dije: 'Si vienes
de parte de Dios, acércate'. Ella dio un paso hacia delante".
Luego, la Virgen le dijo a
Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le
prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy
feliz, no en este mundo, sino en el otro".
Luego de este intenso momento
que cubrió a todos los presentes, la noticia de las apariciones se corrió por
toda el pueblo, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, aunque otros
se burlaban.
Entre el 11 de febrero y el
16 de julio de 1858 hubo 18 apariciones. Éstas se caracterizaron por la
sobriedad de las palabras de la Virgen, y por la aparición de una fuente de
agua que brotó inesperadamente junto al lugar de las apariciones y que desde
entonces es un lugar de referencia de innumerables milagros constatados por
hombres de ciencia.
Fuente: ACI